lunes, 9 de febrero de 2009

Un lejía


Tenía ganas de hacer algo de provecho, Pepe sentía a España como un gran honor, él lo mejor que tenía era ser español, ser de un barrio madrileño, una casita donde vivían ciento y la madre, su gran madre, viuda y sacando a la familia adelante, un orgullo para España y para sus hermanos, lo más querido del mundo, pobres pero españoles, así que como sus hermanos se metió en La Legión, un sentido de la vida, una forma de demostrar su valor, su dureza, como los más chungos del barrio, él sería legionario, un lejía.

Acabó el servicio, buenas fiestas, un compañerismo como nunca tuve, un grupo, unos colegas, no hay miedo, Kosovo, Afganistán, Irak, buena gente, cómo su padre en Marruecos, con dos cojones, ron, grifa, ¡a mi la legión! peleas con los moros, la Bandera, los caballeros legionarios, Millán Astray, Alejandro de Farnesio, el Gran Capitán, Francisco Franco, el Duque de Alba, Juan de Austria, Gonzalo de Córdoba, el Cristo de Lepanto, Carlos I, Cristóbal Colón, Valenzuela, ¡Viva España!

Luego, mil curros mierderos, mil putiferios, un ratito en la trena, un tiempecito a la sombra, mamones, mierdecitas, cabronazos, pedazo de mierdas, ¿qué pasa? Sal a fuera, te espero,...

me contrataron en el CNI, menos mal, joder, iba hecho mierda, menos mal, creo que no actué bien, con otros colegas 20 bombas en los trenes, qué hijoputa soy, lo siento, lo siento, pero desde la playa del Caribe, lo veo mejor.

¡Caídos por España! ¡Presentes!