miércoles, 2 de abril de 2008

Monarquía y República

Leo en Libertad Digital, que Pedro Schwartz, en la presentación de unas reediciones de John Stuart Mill, una frase que me parece interesante: "No todo es política, por eso defiendo la Monarquía".

La supervivencia de la Monarquía en las sociedades democráticas occidentales, pese a parecer paradójica, se fundamenta, en mi opinión, en distintos factores. Por un lado, es un dato conocido, que los países con monarquías parlamentarias (con sus distintos tipos) se encuentran entre los más ricos del mundo, en derechos, renta per cápita, en libertades como Gran Bretaña, Suecia, Noruega, Holanda, Bélgica, Luxemburgo, España y Japón, entre otros. Aunque existen repúblicas con las mismas condiciones como Francia, Estados Unidos, Alemania, Italia y otras.

Por otro lado, se argumenta habitualmente sobre la estabilidad, los elementos de cohesión, como de representación, que también están muy bien. Pero a mí, lo que más me interesaría destacar son otros aspectos, que creo yo, que se pueden reflejar en la frase de Schwartz, que serían los simbólicos, la tradición histórica y otro más controvertido como la aceptación implícita de que hay, ha habido y habrá personas, familias y gentes mejores que otras. Mejores, en cuanto que les reconocemos un valor para el bien común, que otros en principio, no tienen.

Así como reconocemos que hay gente más inteligente que otra, con más valentía, con más conocimiento, con condiciones excepcionales, como los sabios, músicos, artistas, intelectuales, toreros o deportistas, por poner unos ejemplos.

Aceptando, que en muchos casos la herencia genética junto a su disposición personal y esfuerzo definen estas diferencias, aunque evidentemente haya excepciones. Y ello, no entra en oposición a la igualdad de derechos y oportunidades, ya que no se nos escapa, que no todos valemos de igual manera para ejercitar determinadas profesiones, artes, actividades o deportes.

En cuanto a la tradición histórica, en el caso de España, tampoco nos es desconocida la relación de nuestra Historia con la Monarquía y nuestro devenir histórico, desde los Reyes godos hasta los Reyes Católicos, desde éstos a Juan Carlos I.

Desde la unión y herencia dinástica a la formación de España, como unidad política y social, a la formación de la nación, como el conjunto de ciudadanos que viven en los territorios de la Monarquía española, y pasan de súbditos a ciudadanos, precisamente a partir de 1808, cuando las Cortes de Cádiz.

Y en cuanto a lo simbólico, la superioridad representativa y simbólica del Rey de España, frente a presidentes del Gobierno, presidentes del Congreso o del Senado, es evidente y real para cualquiera. Aparte de anécdotas, como que gran parte de nuestras instituciones públicas y privadas llevan la Corona como elemento significativo, sea el Real Madrid o la Real Academia de la Lengua Española. Siendo efectiva incluso con fuerzas más centrífugas, como las peticiones del PNV, para la participación de la Corona española en su futuro secesionista o la atracción que tiene la figura del Rey de España en los países sudamericanos.

En fin, aunque el tema es complejo, comparto la frase de Pedro Schwartz, por estos motivos, entre otros, que he tratado de explicar brevemente. Creo que la Monarquía aporta más que cuesta y aunque considero legítimo no compartirlos, para sustituirlos habría que conseguir como mínimo aportar lo mismo, lo cual no veo factible, que una supuesta III República española pudiera hacerlo.