martes, 4 de marzo de 2014

La Historia nos enseña

Cuando la cruda realidad se impone, cuando los hechos no dejan lugar a posturas de perfil, a palabras vacías, a discursos sin consecuencias, nuestra sociedad occidental bien pensante, súper enrollada se queda sin palabras, porque siente miedo y no sabe qué hacer.

En ese momento, se da cuenta que sigue habiendo en el mundo gente que desea vivir como ellos y que para eso están dispuestos a todo, o que sigue habiendo gobernantes, pueblos, naciones dispuestos a ir a la guerra para conseguir sus objetivos, y que no le van a preguntar a ningún filósofo, psicólogo, sociólogo o escritor políticamente correcto de Occidente si van a invadir o no el país de al lado.

Llevamos tantos años escuchando discursos buen rollistas, donde no existe nación, ni patria, ni leches, que dejan a los ciudadanos europeos y en concreto a los españoles desarmados ante los nacionalistas periféricos, que en este caso sí tienen patria, costumbres y tal, mientras los demás han sido esbirros imperialistas, patrioteros, insignificante calaña, fascistas, carne de cañón al servicio de reyes malvados, pero también frente a los demás enemigos, algo más duros que nuestros nacionalistas lectores de Astérix, de novela romántica y del Equipo A, donde tras la explosión todos se levantan, y todo acaba bien porque nosotros somos guays.

El problema de la Historia, pese al subjetivismo con la que se la pretende desvalorar, queriendo igualar a honrados historiadores e investigadores, con sus aciertos y desaciertos, con propagandistas ideologizados o simplemente vendidos, es que tiende a basarse en hechos objetivos, así, la Guerra Civil española de 1936 la ganó el bando nacional con Franco como jefe máximo, se quiera o no, el Imperio Romano de Occidente cayó oficialmente en el 476 d.C. con la invasión de los godos de Roma, y previamente a eso, hubo una decadencia (aquí hay quién la puede hacer más larga o más corta, y hay subjetividad, pero Roma cayó), que el Imperio Romano de Oriente cayó en 1453 d.C. con la caída de Constantinopla a manos de los musulmanes otomanos, es un hecho, que a partir de ahí, casi desapareció el Cristianismo de esas zonas es un hecho, que los otomanos querían más, también es un hecho y que se les paró en Lepanto, el 7 de octubre de 1571, también. Y nosotros no hacemos teorías, contamos lo que pasó.

En el momento actual, me parece que no va a haber nadie que vaya a defenderse, que sí llegan a invadirnos, los dejaremos pasar: ¡Adelante!, no, no os preocupéis que no tenemos pelotas de goma, las porras son de gomaespuma, sí, pasa, pasa.

Pero lo de Crimea, es una invasión, y no hay nadie que se atreva a chistar a los rusos, ¡uy, uy! Como medida de fuerza vamos a estar un par de días sin comer ni blinis, ni caviar, ¡Qué se jodan!

Lo de Ceuta y lo de Melilla, también es una invasión, pero nosotros con nuestra mirada humanitaria, al que pase, le daremos un bocadillo, ropa nueva, le curaremos las heridas, criticaremos al gobierno por la valla y si se llena el centro de acogida, viaje para la península. Y son buenos chicos, primero a la puerta del supermercado y luego ya veremos, pero ellos son listos y en cuanto pueden se van de España, allí, en caso de necesidad, serán del ejército francés o quizá del británico.

Si tuvieramos escuelas, lo mismo les podíamos enseñar a ser españoles y algún día estarían dispuestos a defender España, pero no las tenemos porque en las escuelas españolas se enseña a odiar a España, así que, primero taifas, luego nada.

Si enseñáramos Historia, tendríamos alguna solución, pero no está de moda, ni es trending topic, y nuestros pedagogos no creen necesario recordar como mínimo los hechos. Y esto último, también lo siento, pero es un hecho.