lunes, 5 de mayo de 2008

2 de mayo

Hubo revuelta, carga de los mamelucos y fusilamientos el día 3 de mayo, de 1808. Y Andrés Torrejón, alcalde de Móstoles, declaró la guerra a los franceses. Este año, inaguración de monumento horrible, especie de lámpara de tienda-bazar de chino, pero a lo grande, discursos sobre la nación, la libertad, la Historia, muy bien. Y mientras, la vicepresidente De la Vega y Zapatero regalando un libro (un centenar, por lo visto) sobre Los afrancesados de Miguel Artola.

Ayer decía Pedro J. Ramírez, en El Mundo, que en otro país, no podría haber ocurrido, y que el libro escrito en los años 50, está ampliamente superado por otras tesis como la que mantiene Juan López Tabar en Los famosos traidores. Aparte de eso, cree que el afrancesamiento fue más postura cobarde y posibilista que actitud ideológica.

El Dos de mayo, sacó de dudas a muchos españoles en ese momento, como el 18 de julio, en otro momento, y quizá esa tercera España de Preston, exista y puede que no le guste la guerra, porque ven en el enemigo a ellos mismos, o porque su debilidad les hace temer el cambio y optan por el desestimiento ante los hechos consumados.

En cualquier caso, a mi de Zp no me sorprende, pero en este caso el afrancesado, no es Zp, que se presenta con su estupidez de cara, sino Rajoy, que ahora se siente dueño de su futuro, de su equipo, porque ahora está más cómodo, lo de ir a cara de perro no era lo suyo, el quiere un país chachi para su niña, sin malos rollos, palaciego y pacífico, versallesco.

Pero lo malo y estos días lo hemos visto con el diablo austriaco es que hay gente dispuesta a hacer daño a sus hijos, a su familia, que por cierto tiene un aire al Saturno devorando a sus hijos, de Goya, que la maldad existe, que siempre hay un ambicioso buscando poder, miserable como el asqueroso austriaco o como el otro asqueroso austriaco-alemán, que no atienden a razones buenrollistas, afrancesadas. Que incluso en la Francia admirada de los afrancesados, Luis XVI acabó en la guillotina, pero Robespierre también y también Napoleón murió deportado y exiliado, tan triste como Petain.

Ese afrancesamiento, ese amaneramiento con delicadeza diplomática, sólo esconde o traición o debilidad. Sobre nuestros afrancesados, su inteligencia no les impidió convertirse en traidores por su debilidad. A Rajoy, le pasa lo mismo, y su fortaleza se convierte en autoritarismo de opereta, que demuestra que la sensiblería, es al final, más falsa que nada, que nadie necesita ministerio de Igualdad, para reivindicar como líder a Esperanza Aguirre, pero si para defender a la níña de Rajoy o a la ministra del susodicho ministerio.

Al enemigo se le planta cara, de frente, o por la espalda, como nuestros honrados antepasados, desde Viriato a Manuela Malasaña, con convicción, contra los enemigos de España, de los españoles, de la libertad de los españoles.