lunes, 31 de marzo de 2008

El que tú ya sabes

Reconozco que dentro de los temas que más me gustan, preocupan, interesan son los nacionalismos en España, que como tema reconozco que es cansino, molesto y hasta doloroso, pero no por ello voy a dejar de tratarlo, ya que es quizá uno de los principales problemas de nuestra sociedad, en cuanto a política se refiere.

Para ello, voy a hacer un símil, entre lo que ocurre en el País Vasco y la sociedad mágica de Harry Potter. Para mí, el origen y sustrato del nacionalismo vasco lo ha plasmado perfectamente Antonio Elorza, con dos de sus obras, aunque tiene muchas, que son Tras la huella de Sabino Arana y la Religión Política.

En la segunda expone una tesis de la traslación de muchos elementos religiosos a las ideologías contemporáneas más integristas (comunismo, nacionalismo vasco, integrismo islámico, etc,...), en el otro, desarrolla una tesis con la que yo coincido en gran medida, que consistiría en lo siguiente:

La limpieza de sangre surge mediante la denominada Primera Sentencia-Estatuto de Limpieza de Sangre, donde se expulsó a los conversos de toda clase de cargos representativos en el municipio, tras la revuelta anticonversa de Toledo el 5 de junio de 1449, surgiendo el concepto de Cristiano viejo, o cristiano puro, es un concepto ideológico que pretendía designar al segmento mayoritario de la población de España y Portugal durante todo el Antiguo Régimen (Baja Edad Media y Edad Moderna), en contraposición al de cristiano nuevo.

El concepto de cristiano viejo confluyente con otros más específicos, como es la hidalguía universal que se pretendía en algunos territorios, como Vizcaya y Guipúzcoa.

De ahí se traspasa al dejar de haber judíos y conversos, a los procedentes de otras regiones, acuñándose el concepto de maqueto, para los no vascos, y pese a esconderse el racismo, sobre todo a partir de la Segunda Guerra Mundial, subyace en la ideología nacionalista vasca.

Volviendo al principio, en los libros de Harry Potter, se diferencia: Sangre limpia, traidores a la sangre y muggles o sangre sucia. Que podríamos asociar sin demasiados problemas a los conceptos etnicistas como los mantenidos por Arzalluz y el PNV, pero que interiorizarían igualmente cualquier otro movimiento abertzale, pese a denominarse de muchas maneras, mantendrían básicamente esa misma base común, y no sólo con los nacionalistas sino con el comportamiento y pensamiento de muchos antes y después del siglo XX.

Por supuesto, los más odiados serían los traidores a la sangre, los amigos de los conversos y judíos, que en cierto modo se asimilarían a muchos del PP y del PSOE en el País Vasco. Los maquetos, se les expulsaría o reduciría a siervos, o a ciudadanos de segunda, como hicieron los nazis con los judios alemanes en los años treinta.

Hay otro concepto, el squib, que sería el hijo de magos que sale sin poderes mágicos, que podría o bien asimilarse a los traidores a la sangre o por otro lado, al concepto de paria de Hannah Arendt.