lunes, 13 de abril de 2009

Aproximación a los detectives

La novela policiaca, de detectives y la novela negra son subgéneros de la novela relacionados, en principio están consideradas como de un tipo menor, ya que buscan más el entretenimiento mediante el planteamiento de un enigma y su resolución, que la exposición de alguna tesis o su carácter filosófico o sociológico.
Los protagonistas suelen ser detectives, desde Hércules Poirot o Sherlock Holmes a Kurt Wallander de Henning Mankell o el Inspector Rebus de Ian Rankin, los detectives de las novelas, suelen tener unas características generales que son:
-Generalmente es un hombre. Como principal excepción Miss Marple de Agatha Christie.
-Soltero o como mínimo solitario. Excepción de Brunetti de Donna Leon, que tiene una buena relación con su mujer y sus hijos con los que vive.
-Analista de la naturaleza humana y buen razonador.
-No acata las normas y leyes exactamente, aunque su comportamiento suele ser ético.
-Policía o ex policía en muchos casos, detective o investigador a secas en otros.
-Tiene que haber varias novelas que protagonicen, siendo el hilo conductor el personaje.

Auguste C. Dupin de Edgar Allan Poe, es generalmente reconocido como el primer detective en la ficción. El personaje sirvió como prototipo para muchos otros que fueron creados más tarde.
Cuando es detective, la policía suele quedar mal, como poco competente, cuando el detective es policía, suele estar la figura de su jefe inmediato, como persona más interesada en contentar a los políticos y la opinión pública que de la justicia y la verdad, siendo éste el incompetente. Haciendo una crítica a estas organizaciones y a la corrupción política.

En el caso de los ex policías es habitual que estemos ante un tipo desencantado, tanto del sistema como de la ley, suele haber una fuerte denuncia social, sobre todo contra el poder del dinero, como excepción está Hércules Poirot, ex policía belga, que tiene buena relación con la alta sociedad y está contento de sí mismo.

El detective puede ser un curioso, de clase alta, como Sherlock Holmes, con múltiples habilidades, aunque va degenerando a un personaje duro, con un idealismo pesimista con Philip Marlowe de Raymond Chandler o Sam Spade de Dashiell Hammett, más normales, quizá personajes de más acción, casi de aventuras.

Maigret, de Georges Simenon, al igual que Colombo, está casado pero sin hijos, suele rondar al asesino, pero no busca especialmente la acción propia de otros detectives como Harper, incluso como Tintín, periodista investigador de enigmas.

De los españoles, para mí, destacan Juan Madrid con Toni Romano y el famoso Carvalho de Vázquez Montalbán, que ha influido a Andrea Camilleri y su comisario Montalbano, que lo llamó así en su honor.
Muchos de estos detectives de novela son pasados al cine o a la televisión, y hay otros que se hacen famosos en estos medios.

Y quizá otro aspecto en común de todo este género, es precisamente la personalidad de sus autores, más curiosos que sus personajes en muchos casos, pero eso ya sobrepasaría esta aproximación a los detectives.