lunes, 31 de marzo de 2014

Las Fronteras Imperfectas y el Trino del Diablo.

Me acabo de terminar Las fronteras imperfectas de Guillermo Ariza (Chiado Editorial, 2014), donde el autor hace un viaje en moto recorriendo los faros desde el País Vasco a Cádiz, viajando de verdad, entre sus recuerdos y también a través de un relato, la historia de dos amigos en el Cádiz de 1930, y me ha gustado.

Hace pensar, te lleva en un viaje personal a las playas gaditanas, al mundo de los marineros, a los confines de los paisajes de tierra, con mucho sentido del humor, pero que transmite un mensaje serio, una reflexión sobre el pasado y el presente, agradable. En su estilo, parece un cuaderno de notas, donde intercala un relato, pero al final, todo va perfectamente unido. Es su ópera prima y cuando escriba la siguiente, la compraré, sin duda.

“Batallas terribles en el mar y senderos de polvo y hambre. Vida intensa siempre. Vida heroica de quien se afana en la gloria” (Prólogo de Las Fronteras Imperfectas)

El Trino del Diablo es una Sonata para violín en sol menor, compuesta por Giuseppe Tartini (1692–1770), famosa por ser muy exigente técnicamente. La historia detrás del Trino del Diablo inicia con un sueño, en el cual el diablo se le apareció al autor pidiéndole que fuera su sirviente.

En música se llama trino a la alternancia rápida de dos notas separadas por el intervalo de un tono (de una segunda mayor) o un semitono (una segunda menor).

Y esto viene a cuento porque me he leído hace una semana, El Trino del Diablo, de Daniel Moyano (Buenos Aires, 1930 - Madrid, 1992), una novela al estilo de Juan Rulfo en Pedro Páramo o García Márquez en Cien años de Soledad, realismo mágico, donde el sentido del humor del autor, hace llevar la dureza de lo contado.

Una Argentina, una América Latina, de golpes de estado, de militares analfabetos que temen a los intelectuales, de una sociedad injusta y corrupta, con sus caciques, también es un canto al emigrante que pobló América, al exilio, al desarraigo, a la aprensión a la violencia, con un estilo musical, donde el autor coge el violín como tabla de salvación, ensimismándose en la música, pero al necesitar narrar, el lenguaje tiene un tono musical, donde trata el extrañamiento y la inadaptación.

Un escritor muy interesante, del que voy a seguir leyendo.

“-En esta pensión sólo admitimos violinistas, por haber tantos en Buenos Aires, y así tenemos asegurada la clientela.” (El Trino del Diablo)

"La vocación le permitió guardar sus ojos para el descubrimiento y prescindir de los falsos menesteres de los días por los cuales el tiempo parecía una cosa agobiante." (Artistas de Variedades, Cuentos. Daniel Moyano, Editorial Assandri, Córdoba, 1960)

martes, 25 de marzo de 2014

Justicia Universal y Poética

El concepto de justicia en España siempre es difícil, hay tantos casos injustos que no puedo ni quiero enumerarlos, sin ir más lejos, el sábado pasado, varios cientos de “pacifistas” por la “dignidad” querían matar a los policías a pedradas y casi lo consiguen, pasados dos días, de veinte y pocos detenidos solo uno está en el trullo. Para mí, eso no es justicia, agresión a la autoridad, intentos de asesinato, agresiones a lo bestia y no pasa nada. Por cierto, que alguien dimita no está de más. Conseguir que sea universal esta justicia es simplemente una coña.

Por otro lado, el Gobierno ha modificado una ley, dentro de las infinitas (en sentido estricto) que tenemos, que restringe las condiciones en las que un juez español puede investigar delitos cometidos fuera del territorio nacional, es decir, la limitación de la llamada justicia universal, la oposición se ha quejado y es probable que monten una causa y manifestaciones en contra, y estoy de acuerdo, la causa del Tibet es prioritaria, la Guerra de Irak no se debe olvidar (ante semejante interés que hay en muchos españoles, siempre pregunto 5 ciudades de Irak y 5 nombres de iraquíes, casi nadie pasa de Bagdad, Basora, Saddam Hussein, su hermano, el químico ¿Por qué será?), ahora está claro que hay que hacer algo con Crimea, con Venezuela no, por supuesto.

Y yo les admiro por su preocupación por el mundo, siempre dispuestos a odiar y amar de forma limitada y sectaria, preocupados por las injusticias, que alguien les sopla, todas sería demasiado, pero me pregunto por qué no lo hacen con su dinero, en vez del nuestro, porque la Administración de Justicia no tiene dinero para nada, han subido las tasas, pero para esto parece que sobra y no.

Y la verdadera restricción de la justicia universal es la subida de las tasas, dejando todavía más fuera del sistema a la clase media con recursos limitados, o tan escasos que no están para meterse en un proceso en el que nadie confía, donde las posibilidades de éxito son proporcionales a los recursos con los que cuentes, donde los malos salen libres e indemnizados y los buenos salen escaldados, donde el delincuente es cualquiera que conduzca con dos copas, mientras el presunto es uno que ha asaltado 50 casas, 25 alunizajes, 80 detenciones, tráfico de drogas, homicidios, violaciones, agresiones, lo que haga falta, pero es inocente hasta que demuestres lo contrario. Así que Dios nos libre de pleitos.

Por último, como último servicio a la patria, un poco de consenso en las aguas turbias de nuestra política, de nuestra nación, la muerte de Adolfo Suárez, ha conseguido aunar casi todas las voces en su memoria, pese a los errores que tuvo en su labor como presidente, haciendo del deseo de convivencia en paz y libertad su bandera y su virtud como ejecutivo pragmático, el éxito de nuestra transición. La improvisación, las excesivas concesiones y la postergación de algunas reformas que eran necesarias, como la del código penal, son parte de nuestros problemas actuales. Pero pese a todo, pese a su enfermedad que le privó de la memoria, Adolfo Suárez, como último acto de justicia poética será el presidente del Gobierno más recordado, probablemente mitificado, el último de una época, el primero de la siguiente. Y además lo necesitamos, un héroe nacional. D.E.P.

martes, 4 de marzo de 2014

La Historia nos enseña

Cuando la cruda realidad se impone, cuando los hechos no dejan lugar a posturas de perfil, a palabras vacías, a discursos sin consecuencias, nuestra sociedad occidental bien pensante, súper enrollada se queda sin palabras, porque siente miedo y no sabe qué hacer.

En ese momento, se da cuenta que sigue habiendo en el mundo gente que desea vivir como ellos y que para eso están dispuestos a todo, o que sigue habiendo gobernantes, pueblos, naciones dispuestos a ir a la guerra para conseguir sus objetivos, y que no le van a preguntar a ningún filósofo, psicólogo, sociólogo o escritor políticamente correcto de Occidente si van a invadir o no el país de al lado.

Llevamos tantos años escuchando discursos buen rollistas, donde no existe nación, ni patria, ni leches, que dejan a los ciudadanos europeos y en concreto a los españoles desarmados ante los nacionalistas periféricos, que en este caso sí tienen patria, costumbres y tal, mientras los demás han sido esbirros imperialistas, patrioteros, insignificante calaña, fascistas, carne de cañón al servicio de reyes malvados, pero también frente a los demás enemigos, algo más duros que nuestros nacionalistas lectores de Astérix, de novela romántica y del Equipo A, donde tras la explosión todos se levantan, y todo acaba bien porque nosotros somos guays.

El problema de la Historia, pese al subjetivismo con la que se la pretende desvalorar, queriendo igualar a honrados historiadores e investigadores, con sus aciertos y desaciertos, con propagandistas ideologizados o simplemente vendidos, es que tiende a basarse en hechos objetivos, así, la Guerra Civil española de 1936 la ganó el bando nacional con Franco como jefe máximo, se quiera o no, el Imperio Romano de Occidente cayó oficialmente en el 476 d.C. con la invasión de los godos de Roma, y previamente a eso, hubo una decadencia (aquí hay quién la puede hacer más larga o más corta, y hay subjetividad, pero Roma cayó), que el Imperio Romano de Oriente cayó en 1453 d.C. con la caída de Constantinopla a manos de los musulmanes otomanos, es un hecho, que a partir de ahí, casi desapareció el Cristianismo de esas zonas es un hecho, que los otomanos querían más, también es un hecho y que se les paró en Lepanto, el 7 de octubre de 1571, también. Y nosotros no hacemos teorías, contamos lo que pasó.

En el momento actual, me parece que no va a haber nadie que vaya a defenderse, que sí llegan a invadirnos, los dejaremos pasar: ¡Adelante!, no, no os preocupéis que no tenemos pelotas de goma, las porras son de gomaespuma, sí, pasa, pasa.

Pero lo de Crimea, es una invasión, y no hay nadie que se atreva a chistar a los rusos, ¡uy, uy! Como medida de fuerza vamos a estar un par de días sin comer ni blinis, ni caviar, ¡Qué se jodan!

Lo de Ceuta y lo de Melilla, también es una invasión, pero nosotros con nuestra mirada humanitaria, al que pase, le daremos un bocadillo, ropa nueva, le curaremos las heridas, criticaremos al gobierno por la valla y si se llena el centro de acogida, viaje para la península. Y son buenos chicos, primero a la puerta del supermercado y luego ya veremos, pero ellos son listos y en cuanto pueden se van de España, allí, en caso de necesidad, serán del ejército francés o quizá del británico.

Si tuvieramos escuelas, lo mismo les podíamos enseñar a ser españoles y algún día estarían dispuestos a defender España, pero no las tenemos porque en las escuelas españolas se enseña a odiar a España, así que, primero taifas, luego nada.

Si enseñáramos Historia, tendríamos alguna solución, pero no está de moda, ni es trending topic, y nuestros pedagogos no creen necesario recordar como mínimo los hechos. Y esto último, también lo siento, pero es un hecho.