martes, 22 de julio de 2008

Cuaderno de viajes XIX: Cádiz

Cádiz, fundada en 1100 a. C. por los fenicios, pueblo desconocido y perdido ¿quiénes fueron?, lo dejamos para otro capítulo, centro y origen del liberalismo y constitucionalismo, con nuestra Constitución primigenia de 1812, con la iglesia oratorio de San Felipe Neri, lugar donde se conmemora el centenario de dicha fecha con lápidas por parte de todas las partes de España en su exterior, por su utilización por las Cortes de Cádiz y proclamación de la susodicha, que desde 1755 se deterioró por el terremoto de Lisboa y que por lo visto sigue así, olvidada como nuestra nación, que allí proclamó su soberanía.

En el centro, San Felipe Neri, una expresión más de nuestro pasado, por otro lado, en el paseo marítimo, muy parecido a La Habana, se ven las defensas de distintas épocas, la Catedral, de espaldas, al lado, el teatro romano, las tasquitas no están mal hacia dentro, a la sombra, también, el mercado con sus atunes como expresión del pasado cercano y lejano (una tesis sobre la pesca desde los fenicios solucionaría todo) floreciente y ahora decadente, la población decrece año a año.

En fin, vayámonos al Puerto de Santa María, desembarcamos de El Rápido de El Puerto, donde la Virgen del Carmen marítima se cruza con la terrestre, una cerveza con hueva de atún, en La Gaviota, qué ambiente más marinero, un paso a la España antigua, al lado, de los trabajadores del mar, cerca de la cooperativa de viviendas (¡Zapatero acaba con las placas franquistas, no vaya a verse lo que hizo un Ministerio de la Vivienda que no es el tuyo, ca....!) un sitio excelente Casa Eugenio, al lado las bodegas, con sus finos, las manzanillas a Sanlúcar de Barrameda, las carreras de caballos, el mercado de abastos y un palacete bonito, en toda la provincia unas playas fantásticas desde Sanlúcar hasta Tarifa, con Bolonia, su factoría de salazones, el garum sociorum, los surferos y windsurferos, y el kite surf, volando, hacia Vejer, con sus mujeres tapadas al estilo mediterráneo, como las iraníes de negro cabeza incluida, huyendo de los piratas confundiendo a los pibones con las viejas, sólo en las fotos, pero en verdad un pueblo bonito, caló, musha caló, a la playa, ozú con los camarones y las cervecitas o a Jerez, al Gallo Azul, unas tapitas guais, (evitar preferentemente los polígonos industriales, si no, qué se le va a hacer).

Volvemos al Puerto, si podemos pasar por el pueblo de Tarifa, donde Guzmán el Bueno, dijo lo mismo que Muñoz Grandes, en el Alcázar de Toledo y recibió lo mismo, por parte de los aliados de las civilizaciones de Zapatero, en disitinto tiempo y lugar, no se rindió, lanzó el puñal y lloró, como no puede ser de otra manera, como Boabdil cuando perdió Granada, al final ganamos, pero con más pena que gloria, por gente como el conde Don Julián, traidores, ambiciosos, arrogantes, sibilinos, pero sin oráculo, al final al Oratorio de san Felipe Neri o al altar de Melkart-Hércules-Herakles, en Santa Catalina, haciendo de un islote, una isla y de una isla, una península, Ibérica, al fin, sin pasado, con futuro olvidadizo, (no sé quién dijo que aquel pueblo que olvida su pasado está condenado a repetirlo, seguro que se refería a España).

En el siglo XVIII, nadie pescaba en Andalucía, ozú, ni pescaíto, ni atún, ni nada, amigos, nada, y vinieron los catalanes, los valencianos, los alicantinos a explotarla (la pesca), y los ilustrados españoles o españolistas cabría decir (ya que muchos eran extranjeros de origen), de Carlos III, ayudando a que fuera posible y se quedaron, y lo revivieron como sabe Sáñez Reguart, y resucitaron a los fenicios con la almadraba, con voz que parece árabe pero es fenicia según el padre Fita.

En el Puerto de Santa María, en su puerto, donde antes había una lonja y ahora un disco-bar-lounge, llamado El Viajero, hay una placa dedicada a los pescadores que vinieron de "la millor terra del mon", en Huelva, también hay un pueblo, Isla Cristina, con su plaza de los Catalanes y sus apellidos que delatan su origen, también ligado al terremoto de Lisboa de 1755 y la pesca, haciendo de isla, península, ohjú.

El Castillo de Doña Blanca, hay que visitarlo, vale, no hay castillo, torrecita, a lo más, pero un poblado con murallas de los antedichos fenicios del IX antes de Cristo, no está mal, piedras, ordenadas, en cuadrículas, en lienzo, con las fotos te haces más idea, o no, con gorrita, a ser posible, como cuando se va al Cicuito de Jerez.

Cerca Chipiona, de Rocío Jurado y Camarón, de San Fernando, y Chiclana y sus pistas, Conil, buen sitio, y Ubrique y Alcalá de los Gazules, patria de ilustres e ilustrados Jesulín y Bibiana Aido, ojú.

Arcos, Medina Sidonia (sidonia de Sidón, que César Cantú, traducía por pesquería), Asta Regia, el lago ligustino, ¿Tartessos=Tarsis?, Rota, los americanos, Gibraltar ¿español?, Algeciras español, tabaco americano, galufa moruna, opio de Afganistán , farlopa de Colombia, la Reina del Sur, de Pérez Reverte.

El Estrecho, con su paralelo marroquí que escribio Hispanus, tras la Guerra Civil o muchísimo antes, Estrabón y antes, Heródoto, y antes Homero, ciego y todo, lleno de paisajes fenicios que describieron Tarradell y Cintas, después. Las columnas de Hércules, Calpe y Abila, nos vamos a Alicante denuevo, no, nos quedamos, por lo menos en verano, muchísimo mejor.

El simbolo del dólar procede del peso español, $, que no es otra cosa que las columnas de Hércules y la banda con la inscripción "Plus Ultra" que figuraba en esa moneda, el peso español como enseñana Doña María Ruiz, y con unos cuantos €, comeremos tapitas de huevas aliñá o con mayonesa, para mí mejor, o unos carabineros chachis o gambitas o bocas o langostinos o acedías o lo que quieras, hum, humm.

Venerable o Viña 25, según presupuesto a los postres, del Castillo de San Marcos a Cádiz, que parece que significa castillo, al Castillo de San Sebastián, donde estuvo el templo de Kronos, el tiempo que todo lo ve, Saturno, que devora a sus hijos.

El centro excéntrico de España, donde los navegantes vascos hacían carrera (Las Aventuras de Santi Andía, de Pío Baroja), donde los levantinos fueron para quedarse, donde los que pueden van por allí, por lejos que esté, desde Columela, Falla o Pemán, Alvarez Mendizábal, Moret o Castelar, gaditanos como las bailarinas, como muchos otros destacables, otros no.

El levante me zumba en los oídos, los militares reservan espacios naturales, un sitio estratégico, eso y los dioses han salvado en gran medida a Cádiz del destrozo que se ha hecho en otras costas españolas, que siga así.