jueves, 28 de mayo de 2009

Los vampiros

Los vampiros, fueron humanos mortales, pero ahora están en un estado intermedio entre la vida y la muerte, son flacos, pálidos y poseen largas uñas, tienen la posibilidad de transformarse en murciélagos.

Poseen largos y puntiagudos colmillos. Se alimentan primordialmente de la sangre de sus víctimas aunque hay quien dice que también son antropófagos, aunque su sustento puede ser en realidad el "fluido vital" humano, algo tan etéreo como el alma.

Nunca van a Misa, ni al gimnasio. No se reflejan en los espejos ni tienen sombra. Los vampiros por su naturaleza demoniaca no soportan los símbolos cristianos y por ello pueden ser alejados usando una cruz cristiana o con agua bendita y no pueden cruzar por terrenos consagrados como los de una iglesia, es posible que sean tus colegas que no entran ni a tu boda y se quedan enfrente tomando botellines.

Tampoco les gustan los ajos ni las rosas silvestres. Ya sabes si quieres proteger a tus familiares muertos, los gitanos son los únicos que las venden silvestres. ¿Nunca te has preguntado por qué hay tanta gente que aborrece los ajos y su olor?. Desconfía de los chinos, nunca descansan, se esconden y esas rosas que venden no son silvestres ni de coña.

Son vulnerables a la luz del sol, aunque algunos han superado más de una contingencia, quizá con las gafas de sol, quizá llegando pronto a la oficina y saliendo cuando se ha puesto el sol. Quizá algún sitio que tú crees que es sagrado, no lo es tanto. La palidez se la quitan con maquillaje y la delgadez ya no desentona, está de moda.

Son inmortales e indestructibles por medios convencionales. Son extremadamente fuertes y rápidos pero se debilitan junto a las corrientes de agua, por eso más de uno no quería saber nada de trasvases, por eso las casas colgadas de Cuenca están deshabitadas, o la ley de costas, quién sabe.

No pueden entrar en una casa si no son invitados por el dueño. Pero una vez que lo haces, volverán cuando quieran, como el vendedor de libros. ¡Cuidado a quién invitas!, eso también vale para el fontanero, el instalador del teléfono, la encuestadora, la cartera o el revisor del gas. ¿Por qué todos los butaneros son eslavos?

Son seres lujuriosos, a veces los envidias, a veces los temes, a veces los amas, quizá ya lo hayas hecho, sin saberlo, algunas leyendas aseguran que tienen familia e hijos, quizá tu mujer o tu marido son los que absorben tu vitalidad sin que te des cuenta. De la relación entre humanos y vampiros nace el dhampiro, que heredan de su progenitor o progenitora sus poderes, pero no sus debilidades y detectan a los vampiros incluso cuando son invisibles, y pueden destruirlos. Cuando odian a su progenitor ausente, se convierten en cazadores de vampiros. Quizá no hay vampiros hombres, quizá son solo seres con apariencia femenina, o son los descendientes de Lilith, la primera mujer de Adán, que huyó del Paraíso y derrama su descendencia desde su tierra de origen, el Mar Rojo, rojo de sangre de los humanos descendientes de Eva, la otra.

Los vampiros están en tus peores sueños, en tu trabajo junto a tí, a veces son el jefe, a veces una compañera, quizá la vecina buenorra, tal vez sea el concejal de urbanismo y movilidad de tu ayuntamiento, quizá trabajen en un banco o en una financiera, quizá en la bolsa, en Hacienda o en la Seguridad Social o quizá sea el mismísimo presidente del gobierno o uno de sus asesores (coches con cristales tintados, gafas de sol, nunca están a primera hora, cara de cansados, a menudo los ves por la noche, sonrisa maléfica, siempre jóvenes), puede ser que lo sean todos: los diputados, los políticos y los funcionarios, no lo sé, lo que es seguro es que quieren tu sangre y están entre nosotros, siempre lo supiste, no quieres reconocerlo, pero lo sabes.