viernes, 12 de abril de 2013

Desahucios

El miedo al desahucio es real en la sociedad española y no solo en pobres marginados con muchos problemas, ya que el problema de no poder pagar en un momento dado nos puede llegar a todos, los que viven de sus sueldos o los que tienen un negocio con sus propiedades avalando todas las deudas de la empresa, o los autónomos que dejan de tener actividad profesional, o aquellos a los que no pagan.

Puede empezar con un despido, con una bajada de beneficios en cualquier negocio y con el tiempo, si seguimos en esta crisis, deja de haber negocio o deja de haber paro, y cuando eso llega, pasas a buscar soluciones financieras, que puede no haber o puede que se acaben, y ya está, desahucio. Es verdad que hay que intentar evitarlo, alquilándola antes, vendiéndola, refinanciando, aguantando como se pueda, pero puede ocurrir.

Y la pregunta sigue siendo la misma, ¿por qué sostienen a la banca y no a los ciudadanos con problemas? Lo del crédito a las familias y a las empresas sigue siendo broma, y aunque fuera real, quién se atreve a endeudarse más con este panorama de incertidumbre, debacle, y desánimo imperante. Sólo pedirá dinero quien no tenga más remedio, el resto dirá que es mejor esperar.

Hasta aquí el problema. La reacción de cada uno es difícil de pronosticar, ira, odio, resignación desesperación, todo puede ser, el suicidio es mala elección y protestar lo veo muy bien, salvo esto último de los escraches, ya que acosar a los diputados o cargos políticos (que además son del PP, curioso, antes no había desahucios o qué) y sus familias es claramente delictivo y una cabronada.

Que además como suele ocurrir en España de natural no tiene nada, sino que se gesta en los grupillos del poder del antisistema, que por supuesto viven del sistema y bien, y a éstos no les van a desahuciar seguro, y que además también forman parte del poder del sistema, como Verstrynge, delfín de Fraga, profesor de Universidad, escritor, tertuliano en televisión, ex político fracasado de Alianza Popular, aunque no es descartable que no vuelva a ser diputado con alguien, con Izquierda Unida quizá, donde también fracasará, espero.

Como conclusión a esta reflexión es que seguimos siendo una sociedad sin organización civil, demasiado expuesta a la ruina, dirigida por una gente que finge ser como nosotros, y mientras tengamos tantos farsantes dentro de la política española, también dentro del gobierno, no podremos prosperar. Y de Bárcenas, Urdangarín, ni hablamos.