viernes, 23 de mayo de 2008

La aljama madrileña

El Madrid medieval contaba con grandes sabios judíos, pero la crisis económica, disposiciones segregacionistas municipales, junto a la debilidad del poder en el Reino, tras la muerte de Juan I, sucediéndole en el trono su hijo de 11 años, Enrique III, así como las prédicas del arcediano de Écija, prédicas antijudias en Sevilla, que se extendieron seguidamente a las dos Castillas, convirtieron Madrid en baño de sangre judía, hacia 1391, sobre todo en los alrededores de la sinagoga de El Avapiés, coincidiendo con las actuales de la Fe, Salitre, Argumosa y Sombrerete.

Pero los que organizaron las revueltas y asesinatos, no eran devotos cristianos llevados de su fanatismo religioso, sino bandas de foragidos, deseosos del botín, ayudados por el populacho, amparados en la impunidad y en la debilidad del Rey niño, el Doliente, rodeado de regentes y tutores. El jefe de unas de esas bandas era un tal Ruiz, Ruiz Sánchez, no penséis mal.

De Madrid (o de Burgos), fue un judío, llamado Salomón Haleví, que por dedicarse a la ambición, se bautizó, junto con sus dos hijos. Se llamó Pablo de Santa María, y su esposa, prefirió dejar la familia antes que al judaísmo. Se fue a París a estudiar teología, volviendo de doctor, convirtiéndose en gran odiador de la religión judía y de los de su raza, que vivían en España. Conducta que Américo Castro llamó Bellaquería (acción del bellaco: malo, ruin, pícaro, astuto, sagaz).

Eso, si alguien me lee, de vez en cuando, va dirigido al converso, que pasó de rabino en Burgos o Madrid a Obispo de Burgos, como Pablo de Santa María. No obstante, por lo visto Salomón Haleví o Pablo de Santa María es considerado un gran pensador de su tiempo. Otros ni eso.

Esta historia la he leído de un bonito libro llamado Madrid y sus judíos, de Juan Antonio Cabezas (Madrid: Ediciones La Librería, 2007).

Agur Mariano, adiós cordera

Leo en El Mundo, en Tribuna de opinión a Rosa Díez, que dice Agur, María. Como despedida y salutación solemne. Que quiere verla sonreir, yo también.

Lo que no quiero volver a ver y se me hace imposible si los dioses no lo remedian, es ver la cara de bobo, de marianico el alto, única característica encomiástica que se me ocurre de este sujeto, pero bueno, a qué espera a dimitir: le alaban El País y Público, le abandonan lo mejor y más representativo del PP, lo saludan con amistad los nacionalistas, que hasta ahora eran lo más contrario a lo que defendía el PP, los medios le consideran fracasado, los mejores economistas de España, el otro día en el aniversario de Actualidad Económica, creían que debería dimitir, lo pensamos votantes, militantes, simpatizantes, pero él se ha enrocado al poder de nada, de la oposición sin dignidad, con todos los abrazafarolas y trepas sin vergüenza.

Agur Mariano, tu puesto de registrador te espera, como te has rodeado de leguleyos con intereses personales, no creo que tardes en hacer negocios, tu familia te lo agradecerá, porque no es lo mismo ser familiar de una persona prestigiosa, que no, y estás cada día más cerca de no serlo.

Clarín desde la montaña se despide, adiós cordera, adiós.