lunes, 25 de agosto de 2008

La hora 25

Así se llama la película de 1967 protagonizada por Anthony Quinn, donde se relatan los avatares de Jannos, un campesino rumano casado con una muy guapa Virna Lisi, que desde 1938 a 1950, sufren a los rusos, a los alemanes, a los propios rumanos, a los americanos, a la guerra en general. Dirigida por Henri Verneuil y basada en la novela de C. Virgil Gheorghiu (por lo visto).

Esta película, que he visto varias veces, me recuerda a varias cosas que están pasando actualmente, desde la grandeza de los comunistas chinos en los Juegos Olímpicos y sus ceremonias, que no sabe nadie cuántos sufrimientos habrán costado, a la invasión de los rusos a Georgia, y sobre todo, a la última novela que me he leído, La Casa de los encuentros (Anagrama, 2008) de Martin Amis.

La novela, en forma epistolar, relata la vida de un ruso, desde la II Guerra Mundial hasta nuestros días, de una forma intimista relata la realidad de muchos años comunistas, donde campan el absurdo, la muerte, el asesinato, la injusticia, el hambre, la impiedad y el nihilismo más estúpido rige las vidas y decreta la muerte de millones y millones de hombres, mujeres y niños, por esa utopía criminal que se llama socialismo, que cuando se hace real, se hace mortal y se llama comunismo.

El problema es que esa educación de años y la idea nacional de un imperio, siguen en esa parte del mundo casi intactas, ya no preconizan ese mundo mejor, pero siguen usando los mismos resortes, desde los movimientos ecologistas, los antisistemas, los espías, los opinadores a sueldo, los tontosdelculo al ejército para cometer injusticias sin despeinarse, y salvo los Estados Unidos, nadie se ha atrevido a decir nada, nada.

Y quizá esa hora 25 es recurrente, donde los totalitarismos, en cualquiera de sus caras, siempre terribles, aunque no siempre visibles, todavía hay en España, un millón de votantes al comunismo y 11 millones de utópicos socialistas. Y muchos nazis, nacionalistas vascos, gallegos, catalanes, no sé cuántos. Pero antes de ver la faz horrible, se ve la incompetencia (de los gestores de las nucleares, por ejemplo, de la Ministra de Fomento, por sistema, suma y sigue).

Los sufrimientos de millones de personas por nada. La hora 25, llegará, con los tontosdelculo buenrrollistas más contentos que nunca, con elecaseiinmunitas y bifidus activo, bienvenidos, ¿qué tal las vacaciones? 18 medallas qué superbien.