martes, 25 de marzo de 2014

Justicia Universal y Poética

El concepto de justicia en España siempre es difícil, hay tantos casos injustos que no puedo ni quiero enumerarlos, sin ir más lejos, el sábado pasado, varios cientos de “pacifistas” por la “dignidad” querían matar a los policías a pedradas y casi lo consiguen, pasados dos días, de veinte y pocos detenidos solo uno está en el trullo. Para mí, eso no es justicia, agresión a la autoridad, intentos de asesinato, agresiones a lo bestia y no pasa nada. Por cierto, que alguien dimita no está de más. Conseguir que sea universal esta justicia es simplemente una coña.

Por otro lado, el Gobierno ha modificado una ley, dentro de las infinitas (en sentido estricto) que tenemos, que restringe las condiciones en las que un juez español puede investigar delitos cometidos fuera del territorio nacional, es decir, la limitación de la llamada justicia universal, la oposición se ha quejado y es probable que monten una causa y manifestaciones en contra, y estoy de acuerdo, la causa del Tibet es prioritaria, la Guerra de Irak no se debe olvidar (ante semejante interés que hay en muchos españoles, siempre pregunto 5 ciudades de Irak y 5 nombres de iraquíes, casi nadie pasa de Bagdad, Basora, Saddam Hussein, su hermano, el químico ¿Por qué será?), ahora está claro que hay que hacer algo con Crimea, con Venezuela no, por supuesto.

Y yo les admiro por su preocupación por el mundo, siempre dispuestos a odiar y amar de forma limitada y sectaria, preocupados por las injusticias, que alguien les sopla, todas sería demasiado, pero me pregunto por qué no lo hacen con su dinero, en vez del nuestro, porque la Administración de Justicia no tiene dinero para nada, han subido las tasas, pero para esto parece que sobra y no.

Y la verdadera restricción de la justicia universal es la subida de las tasas, dejando todavía más fuera del sistema a la clase media con recursos limitados, o tan escasos que no están para meterse en un proceso en el que nadie confía, donde las posibilidades de éxito son proporcionales a los recursos con los que cuentes, donde los malos salen libres e indemnizados y los buenos salen escaldados, donde el delincuente es cualquiera que conduzca con dos copas, mientras el presunto es uno que ha asaltado 50 casas, 25 alunizajes, 80 detenciones, tráfico de drogas, homicidios, violaciones, agresiones, lo que haga falta, pero es inocente hasta que demuestres lo contrario. Así que Dios nos libre de pleitos.

Por último, como último servicio a la patria, un poco de consenso en las aguas turbias de nuestra política, de nuestra nación, la muerte de Adolfo Suárez, ha conseguido aunar casi todas las voces en su memoria, pese a los errores que tuvo en su labor como presidente, haciendo del deseo de convivencia en paz y libertad su bandera y su virtud como ejecutivo pragmático, el éxito de nuestra transición. La improvisación, las excesivas concesiones y la postergación de algunas reformas que eran necesarias, como la del código penal, son parte de nuestros problemas actuales. Pero pese a todo, pese a su enfermedad que le privó de la memoria, Adolfo Suárez, como último acto de justicia poética será el presidente del Gobierno más recordado, probablemente mitificado, el último de una época, el primero de la siguiente. Y además lo necesitamos, un héroe nacional. D.E.P.