viernes, 9 de mayo de 2008

Rajoy, patetismo y política

La política, pese a tener su importancia, no abarca más que una parte de la vida de las personas, incluso para aquellos que nos gusta mucho, si no vives de ella, como es mi caso, son más importantes la vida familiar, laboral y social.

Puede ser que la sufras o la disfrutes, pero en cualquier caso, en una democracia liberal, como debe ser, uno tiene que respetar las ideas de los demás, disfrutar del debate ideológico, partidista y político. De hecho, siempre disfruto más con la conversación política con contrarios, por ser más viva, que con gente que coincide conmigo.

Aunque la búsqueda de la libertad y el interés por España, me parecen básicos en cualquier persona que le interese la política.

Desde Madrid, o desde Castilla, Andalucía o Extremadura, no se percibe un problema real, pero la dificultad creciente que está viviendo España, es la educación, la educación en español, ya mucha gente que te encuentras no se expresa correctamente en español: en Galicia, en Valencia, en Cataluña. Por otro lado, la visión histórica que tienen de España es tan poco clara, que les impide valorar la importancia o trascendencia de decisiones políticas como el Estatuto de Cataluña o como la Ley de la Memoria Histórica.

Por otro lado, la formación política es tan poco consistente, que no perciben la diferencia entre oligarquía, demagogia y democracia. No distinguen entre tener una opinión política partidista y una sectaria, no distinguen entre posición política y consigna. A veces no distinguen entre información, hechos probados y opinión. Entre la realidad y lo ficticio, entre lo convencional y lo natural, entre cultura y civilización, entre educación y firmeza de convicciones.

Esto es el verdadero problema, la poca formación hace que en vez de ciudadanos haya borregos, que votan contra sus intereses y que confunden sentimientos y política. Creyendo que la libertad de expresión, consiste en escuchar siempre lo políticamente correcto, o lo adecuado o lo que les gustaría escuchar.

Ayer veía a Maria Antonia Iglesias, periodista que me desagrada en todos los sentidos, pidiendo el despido de Jiménez Losantos de la COPE, otras veces se acerca a pedir el cierre de la cadena, y pese a que es libre de expresar sus opiniones, no dejan de ser liberticidas, aunque se crea una defensora de la democracia. Por otro lado, M. A. Iglesias, defendía a Rajoy y a Soraya Sáenz, por si alguien todavía tenía dudas de si beneficia o no al PP, mantener a Mariano Rajoy de dirigente. Es evidente que los intereses del PP y de los votantes del PP son los contrarios a los que defiende Maria Antonia Iglesias, el PSOE, PRISA, nacionalistas y demás. La situación para el que lo vea desde fuera es cómica, pero si lo que nos jugamos es la supervivencia de un sistema de libertades, donde la Oposición es tan importante para el mismo, como el Gobierno, lo que estamos viendo no es cómico es patético.