miércoles, 17 de agosto de 2011

JMJ, juventudes, libertad y la experiencia española

Hasta ayer que llegué a Madrid, he de reconocer que la JMJ no me interesaba especialmente, aunque lo que he visto me ha impresionado, miles y miles de chicos y chicas jóvenes de todo el mundo dispuestos a pasárselo bien, paseando en grupos por toda la ciudad.

Cuando pasé por la calle Mayor, un policía municipal decía por radio que cerraba la calle Mayor porque estaba colapsada de gente, con un colorido y una alegría que no dejaba dudas del espíritu positivo y feliz que reinaba el encuentro.

He oído en Tele5 que había un millón y medio de personas por lo que ya serán dos o más, y me parece perfecto que se realice este acto en Madrid, como cualquier otro acto similar de otro tipo de grupos. Que se reúnan los jóvenes católicos es tan bueno como que lo hagan cualquier grupo que quiera manifestar su presencia, pidiendo permiso planificándolo y organizándolo tan bien como esto, y por supuesto las autoridades ofreciendo su asistencia como se haría en otras celebraciones sean sociales, políticas o deportivas y que como en este caso sea una gran fiesta.

Viendo esto me acuerdo de lo sucedido en Noruega, donde otro grupo de chicos y chicas celebraban unas jornadas de un partido, lo que también era una fiesta, la pena en ese caso es que un desalmado (al que se le atribuye falsamente ser ultracristiano, cuando no estaba adscrito a ninguna Iglesia, aunque sí a una logia masónica, en cualquier caso lo que sí era, era un loco peligroso) se puso a asesinar sin más a ese grupo indefenso con cierto éxito, y en ese caso se ve cómo las autoridades debían haber prestado protección y asistencia a la reunión, pero desgraciadamente, los noruegos no tenían la experiencia española.

Porque la experiencia española nos dice que siempre hay grupos e individuos indeseables, intolerantes, resentidos y potencialmente criminales dispuestos a chafar la fiesta a cualquiera, como la manifestación que han permitido la delegada del gobierno socialista de España de "indignados laicos", unos 5 mil, que se manifiestan contra la presencia de los jóvenes cristianos y el Papa, y que como sabemos es muy posible que si pueden montarla, la montarán, en un grado más bajo que el asesino de Noruega, pero no nos engañemos, que algunos si pudieran le igualarían sin dudarlo.

Y como ejemplos similares nacionales, que acreditan nuestra experiencia voy a citar algunos ejemplos:

Podemos acordarnos de Montejurra, donde un grupo de mercenarios armados con pistolas y escopetas la emprenden contra una romería de carlistas, en este caso los instigadores eran presuntamente ultras, también carlistas que iban contra una rama más "izquierdista" de dicho movimiento y que a falta de fuerza real, con apoyo popular y social, usaron ese sistema para manifestar su criminal presencia.

Otro caso habitual es el de los grupos ultras en los campos de fútbol, que usan esa plataforma para hacerse fuertes, mezclándose entre los jóvenes seguidores de un equipo de fútbol que van a pasárselo bien y a través de eso (a veces fomentados por grupos políticos) y de las cámaras de televisión buscan una visibilidad de su vocación violenta, generalmente estéril, pero muchas veces dañina y siempre marginal y resentida.

Otro caso habitual son las múltiples manifestaciones del entorno de ETA, que además de aprovechar la situación para asustar a sus conciudadanos, suelen terminar con una "fiesta" de destrucción, y por supuesto siempre organizan una "contramanifestación" al estilo de esta de hoy de los "laicos", con la pretensión de disuadir a la gente que participe en la manifestación que pide la paz y el fin de ETA y no pocas veces reventar y agredir a los manifestantes cuando pueden, si no se lo impide la policía.

En fín, casos de estos los tenemos a menudo, incluso los hemos visto en los toros de Barcelona o en otras plazas, con los "defensores" de los animales, es habitual también una "contramanifestación" los 20 de noviembre, cuando se manifiestan los nostálgicos del Régimen de Franco, o como "contramanifestación" contra la democracia realmente existente también podemos considerar el 15-M, que si bien no ha habido demasiada violencia física, la ocupación ilegal del espacio público sin permiso y sin opciones, también ha sido una forma de violencia, que en los aledaños del Congreso de los Diputados y en la investidura del Presidente de la comunidad de Cataluña, sí que fueron claramente violentas e intimidatorias, y así muchos casos más.

Todo lo cual, nos demuestra que siempre hay gente que rechaza la libertad de los demás a manifestar sus creencias, ideologías o lo que sea, que se van a dar de dos formas básicamente o por medio del terrorismo individual u organizado, o por medio de la "contramanifestación", por lo que para preservar la libertad de reunión y manifestación, la libertad religiosa, política y de asociación, que nos garantiza la Constitución como derechos fundamentales es necesaria la participación de las fuerzas de seguridad del Estado y que es la base de la democracia por lo que no es ni mucho menos un gasto si no un deber y obligación si queremos mantener la sociedad libre de la que tanto alardean muchos en España, pero que cuando se trata de los contrarios no hay tanto interés por mantener.

PD: Esta experiencia española hace que no haya ni un solo acto político que no esté protegido con seguridad privada, con servicios de información y con policía uniformada, siendo habitual que haya varias docenas de gente armada protegiendo un evento cualquiera, a diferencia de Noruega, donde tristemente no hubo nadie hasta pasada una hora o más para neutralizar al asesino. Por cierto, ayer había 8.000 curas concelebrando la Misa en Cibeles, y ese número me recordó a un número similar que fueron los religiosos asesinados en la Guerra Civil española por "el bando de los demócratas" del que se sienten herederos los que reclaman y aplican la Memoria Histórica, dato a tener en cuenta por si uno se los encuentra por la calle.