viernes, 17 de octubre de 2008

Garzón y las fuentes orales

Mi abuela me contó, que mi abuelo que era falangista había estado presente en los fusilamientos de algunos rojos destacados en su pueblo, por parte de unos militares o falangistas de fuera del pueblo, no especificó, durante la Guerra Civil, que en algunos casos pudo interceder en favor de alguno, y que en otros no, ya que venían a fusilar y fusilaron.

Reconozco que no supe hacer las preguntas precisas como ¿quiénes eran? ¿conocía a alguno? ¿dónde les enterraron? ¿iban con órdenes concretas o salía de su propio ánimo?, tampoco mi abuelo que había muerto hacía años me las podía haber contestado, ahora tampoco mi abuela que también murió años después.

No sé porqué, pero tengo la sensación de que nadie entonces podía permitirse preguntar gran cosa a las distintas fuerzas armadas que se movían por el territorio nacional, es decir, que no estaba la cosa para investigaciones, yo que después estudié historia, siempre he estado interesado por estos temas y tampoco se crea que he conseguido gran cosa, ya que creo que en una guerra civil, lo que se encienden son las pasiones humanas, las buenas (proteger la vida, la de los tuyos, ayudar a los que puedas, el valor, el amor a la paz, etc,...) y las malas (envidias, odios, rencores, deseos de venganza, miedo, ira, etc,...). Cada persona, en esos momentos trata de hacer lo que puede, que no siempre es lo mejor, intentando las personas sensatas, no hacer nada que les pese después.

Aunque muchas otras, se dejan llevar o bien por el furor revolucionario o por otras pasiones, siendo la motivación política, una más entre las que bullen en las personas en esos momentos, por supuesto, todos los asesinos, violentos, sádicos, corruptos, violadores, terroristas y demás, que hoy en día, también existen, campan a sus anchas, hacen su agosto, con casi total impunidad, ya que una vez acabada la guerra, es difícil determinar quiénes fueron, mucho menos si van con el bando vencedor, a los otros, los que no se escapan, les aplican su propia medicina, con juicios sumarísimos, venganza directa o cualquier otro método. Y poco a poco, se restablece el orden, de vez en cuando, imagino habría ajustes de cuentas, de vez en cuando alguien moría, en fin pero en general, se volvía al respeto de las leyes.

En las guerras, también son apresadas y represaliadas otras muchas que pasaban por ahí, sin mayor culpa que ser de fuera, parecerse a otro, estar en un mal sitio en ese momento y mil razones más, injustísimas la mayoría.

Pero querer juzgar hoy en día, la guerra civil española, con casi todos los testigos e implicados muertos, no solo es absurdo, que lo es, es que resulta imposible, algo que debería saber alguien que se dedica supuestamente y que por eso le pagamos para hacer lo mismo, sobre asesinatos, violaciones y demás ocurridos en nuestra época, este año, el pasado, hace cinco, diez, resultando que muchos casos quedan sin resolver. ¿por qué? ¿por qué jueces, policías, secretarios de juzgados están a por uvas como usted?

Creo yo que resolver un caso actual es más importante, más necesario y dejarlo de hacer es peor y más grave, que saber de las muertes de aquellos desgraciados que les mataron, con causa o sin ella, hace más de 60 años.

En general, la gente de los pueblos no es propensa a andar contando quién es quién, ya que se puede encontrar con que la partida de fusilados y fusiladores, es cambiante y se puede actualizar, como ahora la partida de políticos y jueces, que bien pueden ser en ambos casos los mismos, y cómo ir preguntando por el pueblo quién es corrupto, puede provocar una situación parecida a la de 1936, ya que la gente sigue teniendo sus cosas, sus formas, su naturaleza humana.

Propongo a Garzón, dos cosas: que utilice su cargo y sueldo actual para lo que se le paga, es decir, para que haya justicia en nuestra sociedad actual, que dista bastante de haberla y que si quiere saber más sobre todo esto, hay magníficos historiadores, libros, memorias, arqueólogos, documentos, archivos donde poder estudiar y resolver en gran medida lo que pasó.

Y la política, los jueces y los ejércitos no siempre, o quizá nunca están al servicio de su pueblo y menos de las personas insignificantes como yo, que tampoco ahora estamos exentos de cualquier mal, lejos lejísimos de los poderes del Estado, de sus fieles servidores como usted. Y que sigamos así, porque cuando gente como usted están en eso, nada bueno nos trae, como mínimo, impuestos perdidos en sueldos inútiles como el suyo.

Ahora que si lo que quiere es que haya justicia, lo mejor es esperar al Juicio Final y ya veremos cómo nos salen las cuentas a cada uno.