jueves, 7 de febrero de 2008

Sobre el poder I

Se podría definir el "poder" como la mayor o menor capacidad unilateral (real o percibida) o potencial de producir cambios significativos, habitualmente sobre las vidas de otras personas, a través de las acciones realizadas por uno mismo o por otros.

Según esta definición, la capacidad de producir cambios por una persona es lo que llamamos poder, esa capacidad de influir, de manipular o a veces de coaccionar, mediante la fuerza física, la amenaza o la persuasión, también por la formación, educación, opinión, producción intelectual, etc,.. Yo siempre he pensado que el poder sólo se ejerce si desde los subordinados hay aceptación implícita o explícita del mismo, por ello, el poder que tiende a acumularse, que además tiende bastantes veces al capricho o al ejercicio aleatorio, suele temer la pérdida y se suele controlar, ya que es consciente de que se le puede limitar, derribar, cambiar y sobre todo hacer caso omiso, obviarlo, dejarlo inerme a través de la insumisión pasiva (tipo Gandhi), mediante la no violencia, aunque realmente lo que teme cualquiera que ejerce poder es el motín, porque le mostraría su incapacidad, su debilidad y llegados a ese punto, su inutilidad.

Ya que el poder tiene y debe ser usado para construir, para encauzar, para ayudar, evidentemente constriñendo distintas vías, pero si se utiliza mal, no sólo destruye, crea frustración, inoperancia, así como mil sufrimientos cuando es despótico, más si es despiadado y cruel.

En mi opinión, el poder siempre surge originalmente como "primus inter pares", el mejor entre iguales, dependiendo de las necesidades que tiene una organización, en un momento dado, no obstante, el tiempo es otro elemento básico para definir el poder, por ejemplo, el hermano mayor suele tener poder sobre el menor, cuestión de llevar más tiempo, de ser mayor. Asimismo, la antigüedad, la experiencia es un grado. Otro aspecto a considerar, es el conocimiento, la sabiduría como factor de acumulación de poder, otro sería la fuerza física o coactiva, a veces, no se nos demuestra de esta forma, porque nos encontramos ante emanaciones de dicho poder, las delegaciones del mismo, no es la persona poderosa en sí, sino por quien recibe ese poder.

En las sociedades complejas, hemos llegado, en algunos casos, a mantener la función que provenía de la delegación de poder, sin que exista una correcta emanación del mismo, o incluso, cuando ha desaparecido la fuente del mismo. Pudiéndonos encontrar personas, personajes y actitudes patéticas, por lo vacuo. Sobre esto se me ocurren muchos ejemplos, y cuanto más lo pienso, más.

Quizás mantenemos o creamos símbolos vacuos por nuestro miedo a la libertad, quizá por costumbre, o porque no sabríamos en qué ocupar determinados tipos de gente o hasta por pena. Dentro de los muchos ejemplos que hay, voy a proponer al Ministerio de Cultura, ente que en sí, sería como el Ministerio del Poder, el Ministerio de la Paz, la dirección general del Pensamiento, con su correspondiente subdelegación provincial del Hecho, los centro operativos del Hombre, así como el parlamento de la Humanidad.

En fín, que la Fuerza nos acompañe.