jueves, 12 de junio de 2008

Equivalencia frente a igualdad

Escucho en la SER, el programa de G. Nierga, a la ministra de Igualdad, Bibiana Aido, no sé casi nada de ella, que estudió Dirección y Administración de Empresas en la Universidad de Cádiz, que tiene 31 años, parece que estudió un tiempo en Reino Unido, que ha tenido distintos cargos en la Junta de Andalucía relacionados con Cultura, se afilió con 16 años a las Juventudes Socialistas y que dentro de esta organización y del PSOE ha ocupado varios cargos orgánicos.

El Ministerio de Igualdad me parece que no va a valer para nada, han sacado Institutos de otros ministerios para parecer que hace algo, sin más.

Escuchándola no parece una lumbrera, leyéndola en su blog http://bibianaaido.wordpress.com/ tampoco.

La profundidad de su pensamiento para mí es un ejemplo claro de cómo la igualdad de la mujer no debe ir sobre cuotas, ni sobre la imposición de la presencia femenina, sino sobre la formación, la conciliación de la vida familiar que permita a las mujeres desarrollar su carrera profesional según sus deseos, sobre la presencia en cargos y puestos por mérito, da igual que sea hombre o mujer.

Más interesante es el concepto de "equivalencia": Igualdad en el valor, estimación, potencia o eficacia de dos o más cosas frente a "igualdad": Conformidad de algo con otra cosa en naturaleza, forma, calidad o cantidad. Correspondencia y proporción que resulta de muchas partes que uniformemente componen un todo.

España como estilo

España como estilo, título de un capítulo del libro Idea de la Hispanidad de Manuel García Morente (Buenos Aires: Espasa-Calpe, 1938), filósofo español 1886-1942, el capítulo comienza así: "Proponed a una nación, por ejemplo a la española, un proyecto de empresa común cuyo estilo sea incongruente con el estilo español –con España–. La nación lo rechazará; porque nación es justamente unidad fundamental de estilo en todos los actos colectivos.

Ahora ya llegamos a un término claro en toda esta discusión. Hemos visto con evidencia que la nación no es cosa natural, ni sangre o raza, ni territorio, ni idioma. Ahora vemos que la nación no es tampoco el acto subjetivo de adherir al pasado o al futuro; sino que es el estilo común a todo lo que el pueblo hace, piensa y quiere y puede hacer, pensar y querer.

Cuando en la vida de un grupo humano a lo largo del tiempo existe unidad de estilo en los diversos actos, en las empresas, en las producciones, entonces puede decirse que existe una nación. España, la nación española, no es, pues, un territorio mayor o menor; no es una determinada raza; no es un determinado idioma; es un estilo de vida, el estilo español de vida.

Todo lo que en España hay y se hace, ese territorio con sus cultivos y sus modificaciones humanas, esa raza con sus caracteres, sus modalidades, sus gestos, sus preferencias, sus ritmos, ese idioma con todos sus vocablos, sus giros, sus dichos, todos los actos que en España se han realizado desde los tiempos remotos y primitivos hasta hoy, todas las creaciones que se han engendrado, todas esas cosas, formas y productos, mantienen entre sí cierta homogeneidad especial, un aire de familia, un carácter común impalpable, invisible, indefinible, que es la comunidad de estilo. Ese estilo común a todo lo español, eso es España.", de http://www.filosofia.org/

¿Estaremos marcados desde el origen?¿Es nuestro sino que nos dirijan gente como Zapatero y Rajoy?¿Cualquier acción y opinión será inútil ante nuestra esencia de estilo?¿Nuestro pensamiento es oriental como explica Mircea Eliade en El Mito del Eterno Retorno?

Españoles

Españoles, esto es lo que hay, así somos.

Tres días de huelga y tenemos miedo a quedarnos sin gasolina, sin leche, sin papel de váter, le pedimos al gobierno que nos ayude a negociar mejor con los poderosos, le pedimos que el mercado internacional no nos perjudique, le pedimos que a nosostros no nos pase nada, pero nosotros vamos con la gasolina a quemar los camiones mientras sus dueños duermen, le pedimos que proteja nuestros derechos pero nos importan un huevo los de los demás, en cuanto nos ponemos nerviosos pasamos con nuestro camión por encima de otros sin importarnos las consecuencias, le pedimos ayuda a nuestro sector pero hacemos quebrar los sectores de los demás.

Y yo me pregunto siempre, cuando votamos pedimos esto o lo damos con devoción como los compromisarios del compromiso comprometidos por la promesa como premisa.

Puedo prometer y prometo, españoles, que España va bien, por consiguiente, con buen talante, ¿o no?