viernes, 12 de septiembre de 2008

De estudiante a guerrillero

Che Guevara o cómo un pijo revolucionario se puede convertir en un asesino en serie o de masas o de cómo un buen Marketing, con camisetas y pins, con frases hechas, más o menos románticas, una muerte temprana, propaganda comunista y una estética cristiana, consiguen hacer creer a nuestros jóvenes postmodernos y antes a modernos y progres, que se encuentran ante un salvador, un héroe del pueblo.

Con un origen de clase alta, terrateniente y aristocrática, una vida cómoda, cuando llegó a la universidad para estudiar medicina, como les pasa a muchos otros se impregna de las ideas marxistas, comienza a relacionarse con militantes del partido comunista y a pensar en lo social, como habitualmente lo hacen estos chicos, todo buen rollo, el enemigo: los de siempre (los americanos, los capitalistas, los gobernantes), al que se puede insultar y odiar, sin necesidad de ver la coherencia con uno mismo.

En esos viajes de los románticos, que generalmente solo hacen los jóvenes aventureros convenientemente adinerados, comenzó a moverse por ambientes revolucionarios comunistas, donde conoció a otros profesionales de la guerra revolucionaria, que en la contrarrevolucionaria se llamarían mercenarios, en el mundo islámico, talibanes o fundamentalistas de Al Qaeda como Fidel Castro, Raúl Castro y otros.

Por una mala fortuna y un grave error conceptual, los Estados Unidos y la CIA, en esos años financiaban todo lo que pareciese anticomunista, como en origen parecía la guerrilla castrista que luchaba contra Batista y su régimen corrupto, guerrearon, batallaron, tomaron el poder y fusilaron a todo áquel que parecía enemigo, para él desconocidos en su mayoría, porque no era más que un extranjero que jugaba a la guerra, un poco de poder, glamour y viajes diplomáticos embelesando a los progres de Occidente, con ideas románticas, a la par de estúpidas, una gestión incompetente y vuelta a la guerra, entre África y Bolivia.

Y en la guerra murió, fusilado por uno de esos enemigos que se había buscado. Mito, camisetas, pins, carteles, pintadas en la pared y película de Hollywood. Todo chachi, pijo guay.