martes, 21 de julio de 2009

Corrupción de menores

Las sucesivas violaciones y agresiones que sufren menores a mano de otros menores, tiene para mí, dos componentes, el tráfico de drogas y una ley del menor que convierte a los menores en comodines de todas las bandas criminales, a sabiendas de que se van a librar.

Y así comienzan una carrera criminal, primero tranportando pequeñas cantidades, o recogiendo fardos en la playa, o quizá pasando en las discotecas, y como jóvenes matones, manejan mucho dinero, algunos no tienen edad de tomar una copa, pero son los amos de la noche, con sus motos y coches tuneados con música a todo meter a cualquier hora, con las ventanillas bajadas, vendiendo y ejerciendo y comprobando el poder de ser el que maneja, los policías se hacen los tontos, los viejos no quieren ver lo que tienen delante, los otros chavales los admiran o los temen o las dos cosas, pero como toda mente sin formar cuando ejerce el poder quiere más y más, y dentro de las peores pulsiones de estos jóvenes criminales está la violación, con intimidación en grupo a la más débil.

Esto lo hemos visto en las películas americanas hace mucho, los macarras del pueblo, que viendo la impunidad de la que gozan, van cometiendo más y más barbaridades, no quedando espacio para la ley, queda nada más que la venganza legítima, y así será, no en forma de Equipo A, si no en forma de guerra de bandas, de venganzas personales como Puerto Hurraco o así, y entonces será tarde.

La forma de evitar que a las bandas les interesen prioritariamente los menores será haciendo que las penas sean iguales a las de los adultos. Por lo que así, se protege doblemente a los menores, a los menores víctimas de menores y a los menores que son víctimas de sus circunstancias y tendencias que se convierten en criminales, aunque seguirá habiendo, pero no tantos como ahora, quedará en lo marginal, como siempre hubo y la policía podrá hacer su trabajo eficazmente.

Y en segundo lugar, se les protegerá del consumo temprano de drogas, que se extiende más si son menores los que la distribuyen.

y por último hay que destruir la corrupción generada del contrabando de drogas, tanto en la sociedad como en las instituciones como la policía, que como en el caso de los chicos de Isla Cristina, o los de Sevilla o tantísimos otros de similares características, han crecido en el delito, con el permiso sino con la colaboración de muchos agentes corruptos y una ley garantista y permisiva de dichos abusos, por lo que en última instancia son los poderes político, judicial y legislativo los responsables de estos delitos.

Así, la corrupción de las instituciones, corrompe la sociedad y corrompe a los menores, siendo la indolencia de los representantes políticos la colaboradora necesaria en estas asquerosas injusticias.