martes, 7 de abril de 2009

Propuestas económicas

Como primera propuesta económica, para todo el país, España, la gran Vandalia, que decía Cervantes en La Galatea y que ha recuperado Sánchez Dragó como denominación de lo que aborrece de España, es que dimita Zapatero y convoque elecciones, así nos ahorraremos unos meses y quizá años de sufrimiento económico y moral de la ciudadanía (véase Viaje a la felicidad de Punset, lo que sufre un ser humano con un mal gobierno).

Ante este hecho, no estaría de más, que Rajoy, tuviera una visión que le enseñara que él no está llamado por los caminos de la presidencia del Gobierno, y que Rato, candidato que debería haber salido elegido en aquel lejano septiembre del 2003, decidiera hacer un servicio a España y tomar las riendas del PP, y así buscando la iluminación, con bombillas de bajo consumo, los españoles lo votaran. Y eso sería el principio de una posibilidad de superar pronto la crisis económica.

Pero como los milagros no parece ser que ocurran todos los días, y sabiendo que hay cosas más importantes a los que dedicarlos, no estaría de más, que alguien le dijera a Zapatero, que ya no cuenta con su fabuloso equipo de consejeros de imagen que tenía hasta ahora o quizá es que se les acabaron las pilas o perdieron la fe (viendo el último mes: Chacón, ministra de Defensa, dice que se van las tropas españolas de Kosovo sin avisar a nadie, a los pocos días reunión del 60 aniversario de la OTAN; el ansiado encuentro con Obama y la reunión de la Alianza por las civilizaciones, chafados por la inminente crisis del Gobierno, entre otras cagadas), que la ministra Salgado tiene más posibilidades de acabar con España que con la crisis, ya que recordemos que con sus medidas antitabaco ha cerrado más bares, que lo que haría la Ley Seca (sin insultar, otra ministra dixit, ni pixie ni dixie).

Asimismo, después de costarle un dineral a muchos negocios, de entorpecer nuestros ingresos turísticos (porque España vende libertad, buen tiempo y fiesta para los anglosajones y nórdicos, ya que para metodistas ya están ellos).

También quiso ir contra el floreciente negocio del vino, esta vez no pudo, pero lo intentó, después de cabrear a los funcionarios generalmente sumisos a los gobiernos socialistas, quizá de ministra de Economía, obligue a retirar el subsidio del paro a los parados que fumen, o quizá prohíba coger el coche porque se consume mucha gasolina (y el petróleo es importado).

O quizá pongan un guardia en los bares para que pidamos raciones con mosto, sin fumar y sin beber, pero con sonrisa de alegría para aumentar el consumo, o puede que nos obligue a reciclar (se me olvidaba que para eso ya están Ana Botella y Gallardón), quizá piense que es mejor prohibir la Semana Santa o requisar el oro y la plata de las Cofradías, lo de los chiringuitos que parecía que no molestaban a nadie, pero que le daban un color a nuestras playas ya se ha encargado otra ministra (por la Ley de Costas), en las medidas para favorecer a las PYMES quizá te ponga multas por no tener dinero (eso no, porque ya lo hacen la Seguridad Social y el Ministerio de Hacienda).

Quizá entonces les obligue a las Administraciones Públicas a pagar lo que deben (no eso no, porque ya lleva un tiempo en ese ministerio y no lo ha hecho), entonces quizá habría que tener un presidente que fuera amigo del presidente de EE.UU. para que nos metieran encargos e inversiones (¡ah! se me olvidaba que eso ya pasó y no gusta en España), entonces como ya no fumamos podremos estar en el corazón de Europa (eso tampoco porque estamos en la Península Ibérica y sin Chirac, no va a poder ser, vaya.

Entonces no nos queda otra que mandar soldados y soldadas a Afganistán. Del Vaticano no podemos esperar nada, ni una bendición, porque ya no nos quieren, ni siquiera a Federico. ¿Y si hacemos brujería con el albino que ha llegado en patera? ¿Y si pedimos que nos devuelvan a nuestros sefarditas a los de Israel? ¿Tampoco? ¿Se molestaron por el pañuelo palestino? Vaya, quizá como propuesta más económica es que haga a todos los españoles en paro ministros ¿de qué? De nada, como los que hay, y asunto resuelto. O catedráticos, o diputados, o inspectores de algo, quizá guardias en los juzgados, pero no para entrar que esos ya hay, sino para salir, así lo mismo evitamos excesos de café, de tabaco, de delincuentes huídos, de jueces que se van a dar conferencias.

En fin, quizá podíamos volver a la peseta, con su equivalencia 100 pesetas=un euro, 1000 pesetas=20 euros, 5000 pesetas=50 euros, un piso de 20 millones de pesetas=240.000 euros, sería difícil, pero no imposible, ¡Podemos!¡Yes, we can!