jueves, 20 de febrero de 2014

Poderes ocultos que son de este mundo

Todos tememos, sospechamos, intuimos e incluso a veces conocemos aspectos de los flujos ocultos de poder, que se mueven alrededor de nuestras vidas, y si no, lo leemos en los periódicos o lo hemos visto en las películas.
Acabo de terminar la novela de Juan Madrid, Los hombres mojados no temen la lluvia (Alianza editorial, 2013), que tiene como protagonista a Liberto Ruano, un abogado y se lee muy bien, porque el autor escribe muy bien y ameno, pero aparte de la trama que no voy a contar, la visión del autor sobre cómo ciertos poderes "ocultos" influyen en nuestra sociedad occidental de tal manera que lo pervierten todo, porque al final todo se compra, todo el mundo es sobornable y si no lo eres, te arriesgas a morirte de hambre o si molestas mucho que parezca un accidente.

El autor habla de la mafia calabresa, Ndraguetta, y da mucho miedo, estructura tradicional, organización líquida, agentes comerciales en todas las buenas plazas, monopolio absoluto en el transporte de algunos productos (armas, cocaína) desde los productores a los distribuidores locales, así que son una gran empresa de logística y paquetería, solo que cuando falla el cobro o el transportista, se le pega dos tiros y no vuelve a fallar, y si alguien les pide explicaciones se sigue el mismo sistema. La clientela está muy fidelizada, buenos pagadores, europeos, modernos y alegres para el producto blanco, y para las armas, jóvenes africanos normalmente y muy dispuestos, que las utilizan gracias a sus líderes que las compran en Suiza y se entregan en dónde se quiera, un servicio perfecto.

El problema es que tienen mucho dinero y hay que invertir, según la Unión Europea lo han hecho a través de España, de nuestro sistema bancario y por eso ha habido el auge de la construcción, y que sin ese dinero nuestro sistema, el euro, quebraría.

El otro día, en una entrevista a Roberto Saviano, el autor de Gomorra, decía “Me arruinado la vida”, y en cambio, cuando veo a Bárcenas en la cárcel, o la dimisión de un político porque le han descubierto una cuenta en Suiza, no tengo la impresión que se sientan fracasados, más bien, son conscientes del sacrificio que se les pide, por ser una pieza del engranaje, a la que hay que cambiar, pero nada más, si no cantan, disfrutarán de un retiro dorado, y será por dinero en Suiza, ¡¡hala!! No son ocultos, es que no queremos mirar.