miércoles, 28 de octubre de 2009

El mar y el atún (2ª parte)

El otro día, hablaba de la importancia del control del mar, de lo importantes que han sido las batallas navales para el devenir de Occidente, y en el título hacía referencia a la pesca del atún en relación al barco apresado por los piratas en Somalia, pero no expuse nada sobre la importancia de la pesca del atún, y como me dediqué unos años a la investigación del asunto para una tesis nunca acabada y que no creo que acabe, expondré mis conclusiones de forma breve.

El atún es una especie pelásgica, que alcanza gran tamaño, los griegos y los romanos se referían a estas especies con el nombre de ketos, término que se suele traducir como monstruo marino, a veces como ballena, ya que todos esos animales marinos de gran tamaño causaban pavor entre los antiguos y sus pescadores más antiguos, los fenicios, alimentaban las leyendas para asegurarse el monopolio, que no tenían, pero que pretendían.

Así, siguiendo la ruta del atún que se adentra en el Mediterráneo para desovar, pasando el estrecho de Gibraltar hasta el estrecho del Bósforo, aquel que cruzaron los argonautas, allí desovan y después vuelven con sus crías, y siguiéndoles los fenicios establecían sus colonias, en origen pesquerías temporales y con el tiempo cuando la producción industrial de conservas lo requirió se hicieron estables, teniendo cuatro principales ciudades: Cádiz, Tiro,Sidón y Cartago. Pero si uno se fija en el mapa de la ruta de ida y de vuelta del atún, allí encontrará las colonias fenicias, que controlan los distintos pasos. Como dato curioso, y que no sé comprobar, en la enciclopedia Cantú, leí que Sidón significaba pesquería, lo que relaciona más aún a nuestros fenicios con la pesca.

Por lo que mi primera conclusión es que el control del mar, que durante siglos tuvieron los fenicios, no estaría motivada por el comercio de modo abstracto, si no por la pesca. Algunos me dirán, que su interés principal era en los metales, en la explotación de los recursos metalúrgicos, así su colonización iría buscando estos recursos. Y yo les contesto que como afirman muchos expertos la explotación metalúrgica de los primeros siglos no tiene entidad, más que de auto consumo, dirigido a la fabricación de aparejos (sobre todo anzuelos, que además han quedado muchos como restos arqueológicos, al principio de bronce), armas (algunas con doble uso, guerrero y pesquero como el arpón, el tridente o el hacha de doble filo).

Así, el paisaje fenicio, que definieron Cintas y Tarradell, que para el que no lo sepa copnsiste en promontorio o isla, en la desembocadura de un río, a ser posible con un puerto natural, que proteja el enclave del mar, donde cerca hay un espartal, natural o cultivado por lo fenicios y unas salinas explotadas por ellos mismos, siendo estos datos geográficos, elementos que ayudan a definir el territorio inicial de los pescadores antiguos, que además han dejado dichos restos y la toponimia aparejados, ejemplos muchos, dichos restos que se suelen identificar fácilmente por ser piletas rectangulares, con un sistema de canales donde entraba el agua del mar y se producía el efecto salar y desecar el pescado para su conservación, que previamente se manipulaba y que como fase final se salaba en ánforas, originalmente en las llamadas R1, por su forma, según la clasificación de Vouillemot, creo recordar, que fue un arqueólogo francés que excavó varios enclaves en Argelia a finales del XIX. Aunque se ha clasificado con otros nombres por otros autores, lo que dificulta a veces la identificación, o como poco obliga a tener buena memoria, aunque el más exhaustivo ha sido del español J. Ramon (1995) en Las ánforas fenicio-púnicas del Mediterráneo Central y Occidental.

Bueno, otro día sigo, un saludo