lunes, 24 de febrero de 2014

#OperacionPalace

Yo ví el programa y me lo creí. Y ahora lo voy a criticar.

El Golpe de Estado del 23-F, que ocurrió hace 33 años, siempre ha sembrado dudas. Estas dudas están, incluso entre los actores en primera persona del mismo, y en general en todos los que se han interesado por el tema.

No obstante, lo importante del golpe está en que desde el momento que se resolvió y cómo se resolvió, fue un hito para nuestra democracia, que se fortaleció, nacional (porque nadie quería que nos gobernasen al estilo Tejero y la mayoría de la población apostó decididamente por la democracia) e internacionalmente (porque se creyeron que íbamos a seguir en paz y seguimos), teniendo como protagonista al Rey Juan Carlos I (que dejó de ser sospechoso de franquista, que fue el principal impulsor del cambio democrático). Y eso, lo explica muy bien Victoria Prego en sus documentales de la Transición.

El tema nos sigue interesando a los españoles, un 23,9% de share, lo vieron más de 5 millones de españoles, precisamente por los puntos oscuros que tiene, que esperábamos que nos resolvieran, pero hicieron un documental chungo, falso, una broma, un experimento para reflexionar,...

Sobre la forma y el contenido del falso documental de Jordi Évole, Operación Palace, está muy bien hecho, es creíble en algunos puntos, al principio me creó estupor, es verdad que suelta algunas chorradas (que no percibí al principio), pero dado el tema y su importancia histórica, y viendo a los personajes que intervenían (Ónega, Gabilondo, Alcaraz, Leguina, Mayor Zaragoza, Ansón, Anasagasti, Verstrynge, Garci,...), que bien podrían haber intervenido en uno real, fue creíble, cuando lo estaba viendo sentía estupor e indignación y por último, alivio, y enfado por el engaño.

Pero el engaño, no me parece gracioso, eso no es humor, ni reflexión, y como muchas bromas, persiguen un fin, normalmente escarnio, y en este caso, el fin circense con el que se justificaba Évole no me convence, porque nos trata de tontos, porque un programa que presume de hacer cierta investigación no puede ser de ficción (cuando ha entrevistado a concejales o a otros personajes, ¿también era falso? ¿Es un programa que experimenta con la manipulación?, porque hiere gravemente a la imagen del sistema gratuitamente, porque se mofa de la verdadera investigación periodística e histórica, de la verdadera información, y porque con este juego se altera el valor moral de cada uno de los participantes, que con lo hechos se ganaron, y que si no hay quien pruebe lo contrario con datos ciertos, no hay por qué cuestionar sin pruebas, de esa manera, de broma, jaja, já, já..

El falso documental parte de datos falsos (que fundamentalmente son: que hubiera una reunión donde se propusiera un falso golpe con el Rey, el Gobierno y con todos los partidos políticos enterados y conformes en el Palace, que se grabara como una ficción con guión, ensayos y todo por parte de los diputados y partidos políticos la entrada en el Congreso de Tejero, que fuera Garci el director y que su Óscar y su película eran consecuencia de ese trabajo, que tuvieran nuevos datos desclasificados de la CIA y que no se tomara RTVE, dados como verdaderos y corroborados por personajes relevantes y algunos respetados, por la gran mayoría, que salieron en el mismo), pero también de datos verdaderos (y éstos también los cuestiona, haciendo este juego), por lo que no es inocuo.

También intervienen personajes que no sé si son reales como el de la CIA y el CESID o son de coña, y gente que no pinta nada como un periodista catalán casi desconocido, que no dice nada, pero pese a todo, sabiendo que es falso, hay cosas que son interesantes, como lo del que retransmitía cuando entró Tejero, si es verdad que dijo teniente coronel o no, o lo de que se acordó con Tejero indemnizarle con 23 millones de pesetas, que dijo un tal Antonio Miguel Albajara, supuesto subdirector de operaciones del CESID, y alguna cosa más.

El debate que esperaba ver lo ví en Cuarto Milenio, con Iker Jiménez, con especialistas, testimonios de primera mano, dejando al público que saque sus conclusiones, y lo que vimos después del documental con Évole, aparte de un rollo, era bla, bla, bla....ja, jajá. ¡Qué bromistas somos!

Otra cosa, es que haya un debate o muchos, como el de Cuarto Milenio intentando descifrar enigmas, plantear hipótesis, desmontar falsos mitos, o más histórico-políticos, valorando antecedentes y consecuencias, o descriptivos, incluso especulativos, pero no dados como si fueran un programa de investigación, usando la credibilidad para engañar, pero al final, han quedado ellos mismos (Évole y su programa) y los participantes como Cagancho en Almagro.