miércoles, 29 de abril de 2009

El tiempo nos lleva y se va

El día 23 de abril, es para mí un día importante, aunque estaba fuera y lo sentí, pero el trabajo es el trabajo, aparte de eso, es el día del libro, conmemorando la muerte de dos genios de las letras, Shakespeare y Cervantes, se hacen lecturas y comienza la feria del libro antiguo, viejo o de ocasión, que se pone en el Paseo de Recoletos, junto al Café Gijón, lugar histórico de la vida cultural del Madrid de finales del siglo XIX, del XX y todavía algo vivo en el XXI,...Café que inspiraría la novela La Colmena de Camilo José Cela, donde entre tertulias y tertulianos transcurre la posguerra.

Allí se instalan casetas de las librerías de lance, donde a precios bajos o muy altos, dependiendo del ejemplar, se venden libros y láminas, casi de todo hay, donde la gente recorre los puestos en busca de gangas o de ejemplares raros, muchos descatalogados, pasean y compran muchas personas viejas y jóvenes, estudiantes y profesores, especialistas, escritores, de todo, es una feria, pero tiene para mí algo triste, al ver cómo pasa la vida, cómo se venden los libros de gente que coleccionó a lo largo de su vida, algo cotidiano pero dramático, lo que se llama deshacer bibliotecas, para ayudar a viudas con pocos recursos o a hijos con poca afición a los libros y poco sitio en sus casas, libros que están firmados por el autor, o por el que fue su dueño, a veces contiene ex libris, y una catalogación con signos de dónde era su sitio, libros queridos por sus dueños que cambian de manos, de las vidas que pasaron, a las vidas jóvenes que comienzan o que están en curso. Compras libros que sabes que no te va a dar tiempo a leer, otros que inmediatamente te pones a ellos, que irán llenando tus estanterías cada día más saturadas, que tienes como parte de tí, de tu vida, aunque sabes que es efímera, como todas, salvo la de algunos grandes como don Pío Baroja, que también frecuentaba el Café Gijón y que como autor prolífico que fue tiene ejemplares en todos los puestos.

Hoy buscaba Aventuras, inventos y mixtificaciones de Silvestre Paradox novela de Baroja, que por lo visto era el preferido del periodista vasco Javier Ortiz, que falleció ayer y que había escrito mucho tiempo en El Mundo, que aunque no era mi preferido, todo personaje que piensa libremente tiene mi respeto, algunos también mi admiración y que con bastante humor negro escribió su propio obituario y lo encontré, claro.

También comprando libros, no tengo solución, me ha contado un buen amigo suyo la noticia de la muerte prematura de un amigo común, al que hacía mucho tiempo que yo no veía, un vasco tímido, con el que muchas tardes estuve tomando cervezas, él siempre tomaba tercio de Mahou, en una taberna cerca de mi casa y de la suya, aunque hoy supe que se había cambiado de barrio, yo hace tiempo también. Hablábamos cuando nos encontrábamos, casi siempre de política y de nacionalismo, aunque decía no gustarle el tema, más bien le apenaba, yo bromeaba llamándole exiliado, que en parte lo era, aunque también le gustaba mucho Madrid, donde trabajaba y vivía, no sé bien las circunstancias de su muerte, creo que han sido unos meses de enfermedad, y me ha dado mucha pena, un soltero de oro, un abogado al que le iba muy bien, aficionado al cine, a la cocina, a los coches, le gustaban las chicas, sus amigos y amigas, su familia, viajar, el País Vasco, con solo 42 años. Al final, volvió a su tierra, Vitoria, José Ignacio San José, Ignacio descansa en paz.