domingo, 30 de octubre de 2011

La vida en paro

Acabo de leer en Expansión, que hoy en día, estar en paro no es un estigma para buscar un nuevo trabajo dado el desarrollo que ha tenido y está teniendo gracias a la crisis mundial y el Gobierno socialista de Zapatero y los 11 millones que lo votaron.

Ahora hay que hablar de profesionales en transición y que lo importante es aprovechar ese tiempo en paro, estudiando, reciclándose, especializándonos, lo importante es poder acreditar que sabes usar el tiempo, que no pierdes el ánimo, que sabes lo que quieres, y estoy de acuerdo, ánimo, esto lo arreglaremos con esfuerzo y sacrificio. Citando a Churchill: "Debemos recordar que estamos en las fases preliminares de una de las grandes batallas de la historia,[...],Yo diría a la Cámara, como dije a todos los que se han incorporado a este Gobierno: «No tengo nada más que ofrecer que sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor»."


Después vino, la Guerra, y el plan Marshall se llamó oficialmente European Recovery Program o ERP, programa de recuperación de Europa, que corresponde con las siglas de Enterprise resource planning, planificación de recursos empresariales, que son sistemas de gestión informatizados de la información que las empresas manejan habitualmente y nos dirán cómo va la cosa en un vistazo, que se resume en no hay liquidez.

Pero propongo visto lo visto, que empecemos a pensar en términos de auto empleo, de creación de empresa propia (aunque la verdad la cosa está complicadísima), porque por la pinta, ni los políticos españoles podrán hacer milagros, espero que el PP bastante mejor que el PSOE, no creo que sea difícil, ni Europa, ni Estados Unidos, porque el plan Marshall. que hicieron los norteamericanos a Europa al final de la II Guerra Mundial, esta vez, no creo que sea posible.

Así que, ánimo a los profesionales en transición, que también se puede aplicar a los autónomos, porque nos va a costar.

Y no sé porqué, pero esta situación y Churchill, me han recordado a la película Los cuatro jinetes del Apocalipsis, protagonizada por Glen Ford en 1962, basada en la novela de Vicente Blasco Ibáñez, con los cuatro jinetes identificados como la muerte, la guerra, la peste y el hambre, que habla de una familia que tiene varias ramas que se situan en bandos enfrentados (alemanes y aliados) y el protagonista, que comienza siendo un vividor, desconsiderado por todos por su falta de implicación, y tibieza, y se acaba convirtiendo en un héroe anónimo al llegar a la conclusión que había que luchar contra el mal.