lunes, 18 de febrero de 2008

El ladrillo

La economía española iba bien, resulta que la construcción iba viento en popa, por lo visto, los precios subían exageradamente. Ahora, la economía no va tan bien (según cualquier socialista es un ciclo), la construcción ya está dejando muchos parados, al bajar la actividad, y los precios, por lo visto, han bajado o se han congelado, ya que nadie compra ni un chupachups, por otro lado, los bancos tampoco te lo prestan.

Entonces, nos encontramos con esto, nadie pide responsabilidades a los capullos que hablaban del ladrillo, como metáfora despectiva del sector de la construcción, como si fuera del tráfico de drogas, nadie parece saber que la economía se basa en la confianza, confianza en que se va a tener trabajo, en que se va a poder pagar, en que se va mejorar, confianza de los consumidores, de los inversores, de los emprendedores, de los bancos, y en una legislación justa, conocida, equilibrada.

Nuestros dirigentes capullos han hecho todo lo posible para desacreditar al conjunto de un sector, por supuesto, a los empresarios, a cuenta de la corrupción de bastantes ayuntamientos o miembros de los ayuntamientos o partidos políticos que se financiaban con extorsiones a dichos empresarios (que no comisiones), también a cuenta de los precios, oferta y demanda (que no especulación), culpabilizándoles de la contratación de inmigrantes ilegales, vamos a ver qué pasa ahora, ilegales, sin dinero, sin trabajo, sin familia y nada que perder.

También se hablaba de la falta de suelo (¿en España?) y la gente se lo traga sin más, también del desarrollo sostenible, del medio ambiente, y de no se qué más, hecho que seguro, nos a traído cienmil carguitos al respecto, en nuestras administraciones, administracioncillas y administracioncitas.

Es cierto, que el sector de la construcción es menos chic, que el de la moda, más o menos con las mismas lecturas, pero menos atractivo.

Pero si pensamos en todos aquellos que trabajan para o por el sector de la construcción, que van desde los trabajadores de todas las procedencias y de extracción baja o media-baja a los profesionales cualificados a los más preparados del sector como ingenieros y arquitectos, pasando por comerciales de productos, de maquinaria, de inmobiliarias, vidrieros, albañiles, soladores, escayolistas, carpinteros metálicos, fontaneros, electricistas, jardineros, transportistas, trabajadores de azulejeras, cementeras, graveras, fábricas de cocinas, de electrodomésticos, de muebles, de decoración, entre otros muchos.

No nos haría tanta gracia oir hablar del ladrillo con esa ligereza, que se permiten unos irresponsables o unos estúpidos que alimentan el discurso vacuo, que sólo se pueden permitir algunos como, los funcionarios iletrados o nuestras nuevas élites de ejecutivos indolentes, que se creen por encima de todo, y sólo les importa supuestamente la política internacional, los juegos de ordenador, la música o el deporte.

Pero que estas gentes que van manchados de yeso, esos camiones tan grandes y molestos, esas vallas que interrumpen el paso, ese ruido de excavadoras y que encima, empiezan tempranísimo son una molestia, y encima, corruptos, en fin, nada chic. Como la moda y las modelos, no hay nada.