lunes, 14 de noviembre de 2011

Las dos Españas

La España profunda vive escondida del sol en cuevas, en altos picos solitarios, en cambio, la España oscura vive el resentimiento interior, la envidia y la frustración.

La España profunda disfruta de sus paisajes, de sus tradiciones, de sus paisanos. La oscura quiere cerrarse al exterior, odia al extranjero, se cree sagrada, pero es paleta.

La España profunda es de gente callada que podía dar lecciones. La oscura es de propagandistas que no saben nada.

La España profunda es de trabajadores orgullosos de su trabajo, la oscura está llena de impostores.

La España profunda ha conservado los bosques, las iglesias y los castillos. Mientras la España oscura pone alambradas en el campo, hace fuegos sin conocimiento, construye urbanizaciones en plena naturaleza.

La España profunda acoge, ayuda, es buena gente. La oscura está llena de trepas, de totalitarios, de ladrones y mangantes con pinta de ejecutivos.

La España profunda habla con corrección y educación, respeta y admira. La oscura presume de su ignorancia en distintos idiomas, de sus cargos mientras sueña que pierde el pie y siente miedo.

La España profunda tiene ideas y tolera las de los demás. La España oscura odia, quiere imponer sus criterios sin más.

La España profunda cuando va a la guerra está en el frente. La España oscura es de checa y retaguardia, de inquisición y denuncia falsa.

La España profunda olvida rápidamente y sueña con un futuro mejor. La oscura recuerda los desagravios y olvida lo recibido.

La España profunda lee, reza, sale al mar, labra la tierra, lleva el ganado, crea trabajo, lucha por la vida. La oscura se aprovecha y echa a perder cuanto toca, se parasita en donde puede, maldice, malmete, mal anda.

La España profunda triunfa. La oscura malgasta, se ufana de lo conseguido por otros y se cree más lista, cuando sabe que miente.

La España profunda apaga los fuegos, limpia las tumbas. La oscura prefiere crearlos y llenarlas con gente nueva, llenarlas de niños, de mujeres y de hombres.

La España profunda muere en silencio con honor. La oscura grita con pavor.

La España profunda muere. La España oscura crece y mata en la intimidad, otras sale a la luz de los medios como en Puerto Hurraco y tantos y tantos sitios.

La España profunda perdona. La oscura anida el rencor y cuando puede vuelve con su mal.

A veces se confunden, unas y otras, pero no son la misma, somos nosotros quienes las confundimos, a veces, esa España oscura logra confundirnos. Otras la profunda nos llena de ánimo, de aliento, de esperanzas.