martes, 13 de enero de 2009

A vueltas con la memoria histórica

Hoy leía en la Tercera de ABC, un artículo de Ricardo García Cárcel, catedrático de Historia, donde comenta cómo en Francia hay actualmente un debate y un movimiento donde participan los más ilustres historiadores que pretenden criticar y limitar la creación de historias oficiales a base de decreto y legislación, donde no se puede ni debatir ni investigar a riesgo de ser condenado por la justicia, y donde se pretenden imponer opiniones, y visiones de partidistas que lo único que hacen es coartar la libertad de los ciudadanos y de los investigadores en aras de una supuesta unidad de criterio patriótico (en el caso francés), absurdo y rupturista (en el caso español).

En el caso de España, la falta de libertad y la imposición uniformadora en el mundo académico, ha hecho que surgan historiadores "outsider" con grandes éxitos en ventas, coincidiendo con los valores y visiones históricas de gran parte de la población, mientras que las soluciones ideológicas, oficialistas y sectarias se reducen al ámbito académico, cada vez más pobre intelectualmente, más sectario y que solo a golpe legislativo imponen su visión histórica.

Como ha ocurrido en España, sin ninguna oposición, con la Ley de la Memoria histórica, un absoluto disparate convertido en ley y fundamento de una serie de estupideces cada vez más gordas (como las acciones judiciales de Garzón, con el tema de las fosas comunes) o como ir quitando placas, estatuas y no sé cuántas cosas más siguiendo el mandato esotérico de los historiadores oficiales, que junto con alcaldes, jueces y legisladores se han convertido en los inquisidores de lo políticamente correcto a posteriori y con efectos retroactivos.

Como ejemplo de esa estupidez, contaba el otro día Pérez Reverte en su artículo en el XLSemanal, que en un pueblo de Teruel excavaron una fosa y que como eran combatientes de ambos bandos y no víctimas del bando nacional, los habían desenterrado y abandonado en un almacén los cadáveres de unos 14 individuos, ya que la ONG desenterradora no sabía qué hacer con ellos, ya que no había posibilidad de hacer un homenaje "tipo" para víctimas del Franquismo.

Asimismo, el otro día en Madrid, (al igual que han quitado la estatua de Franco y una cruz y una placa metálica de gran tamaño que había en la Cuesta de la Vega), en la actual Gran Vía de San Francisco, en un muro de la Basílica de San Francisco quitaron una placa que ponía que el Jefe del Estado, Francisco Franco, la fecha no la recuerdo, había inaugurado y abierto para la circulación, en ese día y en ese sitio la Avenida de los Reyes Católicos (hoy en día, la Avenida de los Reyes Católicos está situada en la entrada a Madrid por la carretera de La Coruña, desde el Arco del Triunfo, situado en la Avenida de la Victoria y termina en la plaza de Cristo Rey).(Como véis a las señas que os he dado y al monumento, le quedan dos telediarios, según se desprende de la aplicación de esta mamarrachada destructora llamada Ley de Memoria Histórica, que como otros sucesos nacionales, será recordada con pesar por historiadores futuros).

Para mí, interesado en la historia madrileña, esa placa me informaba de cuándo se había producido un cambio en la fisonomía de esa zona céntrica de Madrid y que si se ha leído la Trilogía de La Lucha por la vida de Pío Baroja, él describe totalmente diferente, simplemente eso, hacía el paseo más interesante, daba información y daba un motivo de reflexión, nada más, no creo que fuera ni apología del Franquismo, ni nada parecido, simplemente historia local, que los destructores de placas y desenterradores, que se creen historiadores o arqueólogos, ayudados de los partidos políticos que legislan en la misma línea ideológica y pseudo intelectual han hecho desaparecer por mantener la uniformidad que pretenden.