lunes, 17 de agosto de 2009

Cuaderno de viajes XXI: Soria

Si todavía podemos hablar de la España profunda, eso es Soria, pero no por los aspectos negativos que se le dan, que eso lo hay en todas las partes, si no por ser una parte de España, desconocida para la gran mayoría, y con un gran atractivo porque se percibe a esa España que fue, la España de la Mesta, la España del ganado y los pastores, de la lana y de las exportaciones, de las churras y las merinas, unas ovejas autóctonas y otras traídas de Inglaterra, las merinas, que vinieron del mar.

De Soria hablaron los poetas Bécquer, Gerardo Diego y Machado, famosas son las leyendas y los versos que hablan de ella, también los de Gabinete Caligari encontraron en Soria su inspiración y Sánchez Dragó, su retiro.

Ahí empiezan los vinos de la Ribera del Duero, con las viñas más antiguas y pasa la ruta del Cid, también algún camino que iba a Santiago. En la legendaria batalla de Calatañazor Almanzor perdió el tambor, y aunque no fuera así, es un sitio bonito de ver, tan antiguo como que ya apenas quedan 76 vecinos, porque esa tierra dio todo lo que tenía, hasta languidecer, o eso parece, porque puede dar mucho más.

En Soria, cabeza de extremadura, la frontera con el moro durante siglos, con un frío invernal duro y puro, tiene la capital una concatedral, aunque destacan más las ermitas como la de San Saturio o iglesias como la de Santo Tomé o Santo Domingo que erigió Alfonso VIII, rey de Castilla, en su villa natal por protegerle de sus familiares cuando era niño.

A este descenciente de Sancho III de Castilla y del mismo Cid Campeador, también de Ramón Berenguer y de Blanca de Navarra, qué cosas, que se casó con Leonor Plantagenet, hermana de Ricardo Corazón de León y a la que se atribuye la introducción de la oveja merina, clave en la producción de lana y del auge de la Castilla medieval, se le conoce por la gran batalla en que venció, la de las Navas de Tolosa en 1212, donde comienza la fase final de la Reconquista o quizá propiamente la Reconquista, la cruzada contra los musulmanes en la que se venció, en la otra parte del Mediterráneo, no fue así.

De sus tierras han salido políticos destacados de España, ideólogos, masones, deportistas, frailes y militares. Con personajes tan inclasificables como Sor María de Ágreda, consejera de Felipe IV a Jesús Gil, pasando por Manuel Ruiz Zorrilla, que fue presidente del Gobierno, Julián Sanz del Río, Dionisio Ridruejo, el general Yagüe, Marcelino Camacho, entre otros.

De Soria, podíamos hablar de micología, de vinos, o de pinares, destacando Covaleda, Vinuesa, San Esteban de Gormaz y otros muchos pueblos. Quizá de castillos, con el de Gormaz, del siglo X, como muestra brillante, quizá de arcos romanos como el de Medinaceli, o quizá ir mucho más atrás a la prehistoria yéndonos a Ambrona a ver los restos de elefantes que allí encontró el Marqués de Cerralbo, o hablar de celtíberos, empezando por Numancia, claro, pero sin olvidar Tiermes y otros más pequeños como el poblado con piedras incadas de Torralba del Moral o la también arévaca y celtibérica Uxama, donde después estará El Burgo de Osma- Ciudad de Osma, que tuvo durante siglos universidad, la de Santa Catalina y catedral que comparte sede con Soria, de ahí lo de concatedral.

En fin, muchas historias que descubrir, un paisaje bestial, con el río Duero como protagonista, con los pinares y cipreses, sabinares y robledales, chopos y demás campos de Castilla.

Citando a Machado:

Me habéis llegado al alma,
¿o acaso estabais en el fondo de ella?

¡Gentes del alto llano numantino
que a Dios guardáis como cristianas viejas,
que el sol de España os llene
de alegría, de luz y de riqueza!