viernes, 16 de mayo de 2008

El Maat prevalecerá

Hay momentos en los que uno viaja por España y siente que la vida en común se está perdiendo, cuando te dicen algo así como "debemos defender lo nuestro": que puede ser la lengua vernácula, los vinos de la tierra, los bailes folklóricos o un sinfín de peculiaridades llevadas al extremo de la identidad localista, y sientes que tú no eres de los suyos, que les sobras, otras se apela al Estado sin dilación, sin duda, cuando hay una catástrofe, o una crisis, esperan que la masa de españoles, que hace un rato eran prescindibles, paguen y arreglen sus problemas con sus impuestos.

Pero, en esta España incomprensible, lo castizo, a veces, se detecta en cualquier parte, puede ser en un bar de la plaza del Rey Juan Carlos I, de Palma de Mallorca, o en la plaza Real de Barcelona, o en pueblo de Galicia, o de Valencia, o de Cádiz, donde algo te dice, no todo está perdido, quizá es transitorio, una enfermedad pasajera, la calle se muestra naturalmente española, por encima de los votos y sus representantes políticos.

Hay españoles que matan a otros españoles por no sentirse españoles, hay españoles que reniegan de lo español por sentirlo una invasión, un colonialismo extirpable, en cambio, España sigue ahí, tranquila, esperando que se pasen los síntomas.

Por otro lado, nos llegan noticias del extranjero que nos hacen sentir nuestra enfermedad como un catarro pasajero, mientras países dejan morir a miles de sus ciudadanos por inoperancia, por corrupción, países que han matado a millones de sus ciudadanos de hambre, en campos de refugiados y sus gobernantes se mantienen en el poder con el apoyo de sus redes clientelares y el silencio de las mismas víctimas "defendiendo lo suyo". Por eso, mi preocupación, quizá desmedida, quizá no.

San Isidro, nos trae la lluvia, la naturaleza revive, nosotros con ella, chulapas de Perú, chulapos de Lavapiés, y siguen los días a las noches.

Isis, gran diosa madre, salva a su esposo Osiris, dios de los muertos, dios civilizador, y engendran a su hijo, Horus, dios celeste, dios de la realeza. Y qué esperamos de la realeza, sino la unión del Alto y el Bajo Egipto, y no la separación, ni las disputas, ni las guerras internas, pero cómo mantener el cosmos, con plebeyos, que quieren ser anónimos y tener poder, cómo mantener el poder contra los dioses destructores. Con amantes de los caballos (significado en griego de Filippo) y contentamiento (significado en latín de Laetitia), esperando la solución de la crisis, no lo creo.

Zapatero I, rey del alto y el bajo Ebro, señor de las bestias, junto a los sacerdotes de lo suyo, haciendo sus plegarias a Seth, dios del desierto y de los pueblos extranjeros. Con sus ministros de la Igualdad, de la Defensa, de la Hacienda, de la Seguridad Social, de la Industria, de la Ciencia, de la Cultura, en contra de Thot, dios de la Sabiduría.

Thot protector de Osiris, haz que Osiris, venza, que el dios de la resurrección, símbolo de la fertilidad y regeneración del Nilo, dios de la vegetación y la agricultura, que preside el tribunal del juicio de los difuntos. Donde cada uno pondrá en la balanza el valor de su alma. El Maat prevalecerá.