miércoles, 15 de octubre de 2008

Aprender español en España II

A las cinco de la tarde
Eran las cinco en punto de la tarde.
Un niño trajo la blanca sábana
a las cinco de la tarde.
Una espuerta de cal ya prevenida
a las cinco de la tarde.
Lo demás era muerte y sólo muerte
a las cinco de la tarde.

Así comienza el LLanto por Ignacio Sánchez Mejías, de Federico García Lorca, y así empiezan las sesiones parlamentarias donde se está dando por difunta la democracia en España: ¡salvemos a los bancos! ¡salvemos a las focas! ¡salvemos a los políticos del descrédito! ¡Salvemos el planeta tierra!

Un abogado en un divorcio, ha alegado como falta gordísima, como obsesión malsana que un padre se empeñe que su hija aprenda español en España, ¡por Dios!, qué locura, qué bárbaro, hay que estar loco o confuso o aún peor ser un radical, querer aprender español.

Desenterremos a los poetas, a los mártires, a los literatos, a los historiadores, a los políticos, a los soldados, a los cruzados, a los reyes, a Larra, que creo que no se arregló la nariz, a Becquer, a cuántos más mejor. ¡voto a bríos! ¡Santiago y cierra España!

Estamos locos, tontos, o qué.

SOS España

COPLAS DE DON JORGE MANRIQUE POR LA MUERTE DE SU PADRE
I
Recuerde el alma dormida, avive el seso e despierte contemplando cómo se passa la vida, cómo se viene la muerte tan callando; cuán presto se va el plazer, cómo, después de acordado, da dolor; cómo, a nuestro parescer, cualquiere tiempo passado fue mejor.
II
Pues si vemos lo presente cómo en un punto s'es ido e acabado, si juzgamos sabiamente, daremos lo non venido por passado. Non se engañe nadi, no, pensando que ha de durar lo que espera más que duró lo que vio, pues que todo ha de passar por tal manera.
III
Nuestras vidas son los ríos que van a dar en la mar, qu'es el morir; allí van los señoríos derechos a se acabar e consumir; allí los ríos caudales, allí los otros medianos e más chicos, allegados, son iguales los que viven por sus manos e los ricos.

Y murió el padre de Jorge Manrique, también Jorge Manrique, y a España en manos de estos filibusteros, le queda poco.

Otra vez, veo una foto ridícula, otra vez la representación de la complacencia del pobre Mariano Rajoy, carente de cualidades para la política, "pero aunque no se lo crea nadie, voy a ser presidente", según nos dijo en una entrevista hace unas semanas, y yo, me acuerdo del presidente actual, que tampoco se lo creía nadie y ahí está.

No podía haber gente en política que nos infunda confianza, de los cuales esperemos que cualquiera que gane pueda hacerlo bien, de los cuales nos creamos lo que dicen, que pensemos que lo hacen por nuestro bien, pero no, tenemos lo que nos merecemos: SOS España, en manos de quién estás, cómo te has dejado.