viernes, 27 de febrero de 2009

El triunfo

Acabo de terminar la novela El Triunfo(1990) de Francisco Casavella (1963-2008), donde se relata una historia de Barrio, donde se mezcla la épica barriobajera, usando el lenguaje callejero con la jerga caliente de los delincuentes, con ex legionarios, flamencos, moros, negros, bares tristes, historias de amor y odio, con un estilo entre el surrealismo y el realismo sucio, ambientada entre los 70 y los 80 en un suburbio de Barcelona.

Leyéndola me ha recordado bastante a Tiempo de Silencio(1962) de Luis Martín Santos (1924-1964) y también bastante a una parte de la Trilogía de la Lucha por la vida(1904-1905) de Pío Baroja (1872-1956), aunque a diferencia del personaje barojiano, que aunque trágico siempre tiene un aliento de vida y mucha fuerza, los personajes de El Triunfo están muertos, son muertos vivientes, como el médico Pedro de Martín Santos. También me recuerda a La Taberna fantástica(1968) de Alfonso Sastre (1926-) que yo he visto representada por Rafael Álvarez el Brujo, y que se desarrolla al igual que esta novela en un ambiente de bar sucio y triste de suburbio, en un ambiente cargado de alcohol, de perdedores, violento y encanallado, con gente que tiene un resentimiento social por la suerte que se han buscado ellos mismos, y que terminan trágicamente como no podía ser de otra manera.

En Baroja, a veces aparece ese tipo humano y esas zonas como el Barrio de Las Injurias de Madrid, zonas suburbanas donde comienzan a vivir las gentes que llegan de todas partes de zonas rurales y se encuentran desestructuradas, sin familia, ni pasado y se estructuran en una coexistencia entre el trabajador que llega de un pueblo con expectativas de mejora y el que ya se ha fracasado en su intento, aclimatado como delincuente o marginal, parecido también un poco a Gangster de Nueva York escrita en 1928 por Herbert Asbury.

Todas estas novelas tratan el mundo del lumpen y de la marginalidad, como las de mafiosos, tienen para mí, su inicio en el Satiricón de Petronio (20dC–66dC) o El Asno de Oro de Apuleyo (123dC-180 dC), y luego dando un salto en la novela picaresca española destacando El lazarillo de Tormes de 1617 o El Buscón de Quevedo (1580-1645) o como Rinconete y Cortadillo de Miguel de Cervantes (1547-1616). Siendo el Ghandi de Casavella, la historia de un Monipodio más crudo y en vez de la Sevilla del XVII, en pleno centro, se pasa al suburbio de la Barcelona del último cuarto del XX.

Mirando sobre la novela picaresca encuentro una descripción del género que me parece que cuadra con casi todas las obras que he citado, que tendrían las siguientes características:

1. El protagonista es un pícaro, de muy bajo rango social o estamento y descendiente de padres sin honra o abiertamente marginados o delincuentes. Perfilándose como un antihéroe.

2. Estructura de falsa autobiografía. La novela picaresca está narrada en primera persona como si el protagonista, un pecador arrepentido y antihéroe, fuera el autor y narrara sus propias aventuras con la intención de moralizar. Como autor se sitúa en un tiempo presente que mira hacia su pasado y narra una acción cuyo desenlace conoce de antemano.

3. Determinismo: aunque el pícaro intenta mejorar de condición social, fracasa siempre y siempre será un pícaro.

4. Ideología moralizante y pesimista. Cada novela picaresca está narrada desde una perspectiva final de desengaño.

5. Intención satírica y estructura itinerante. La sociedad es criticada en todas sus capas.

6. Realismo, incluso naturalismo al describir algunos de los aspectos más desagradables de la realidad, que nunca se presentará como idealizada sino como burla o desengaño.

Quizá, en estas modernas novelas se prescinde de algunos aspectos moralizantes, o del recorrido social que hacían las novelas picarescas típicas, pero en general creo que se podrían incluir muy bien, por otro lado, he leído que tiene paralelos con la novela negra, en cuanto moralizante y la ambientación, también en el naturalismo, pero aquí no hay intriga, pero si que se parecen también un poco.