jueves, 29 de mayo de 2008

Sobre la nación

Al final, en qué queda España. Esa es la pregunta, y creo que la respuesta está en Castilla, en el Reino de Castilla, vertebrador de España, toda la vida política española acepta realidades regionales y ensoñaciones panregionales, veáse: Cataluña y los países catalanes, Galicia en su expansionismo leonés y asturiano, País Vasco, con sus 7 provincias, Euskalerría, la anexión de Navarra, y a través de ellas, genera un complejo. Seremos colonialistas con estas gentes, habremos cometido un mal, que debemos pagar. Y mientras dejamos que esto nos neutralice y nos acompleje, vamos perdiendo España como Nación, vamos perdiendo vertebración, vamos perdiendo la confianza de los ciudadanos de estos lugares, que poco a poco, van adoptando por conveniencia, por desestimiento o por obligación los presupuestos regionalistas convertidos en naciones, de pega, de opereta, en taifas de caciquillos "cabreaos", en resentidos de haber pertenecido y pertenecer a una de las más grandes naciones de la Historia de la Humanidad: hubo Egipcios, Persas, Griegos, Romanos, Godos, Francos, Españoles, Británicos, Soviéticos y Estadounidenses, en Occidente. En Oriente: Persas, Asirios, Chinos, Mongoles y Japoneses. Globalmente ahora: Chinos, Rusos y Estadounidenses. Y en el pasado: Españoles y Británicos.

Ahora se vuelven hacia su intrahistoria creada, ya que los vascos y catalanes, son lo que España desarrolló industrialmente, caso paradigmático es el Marqués de Mudela, enriquecido en la Corte madrileña, inversor en La Mancha y con lo acumulado, impulsor de la banca y la siderurgia vasca.

Pero no, ahora son un pueblo singular e independiente. Pero esto es falso, lo que fueron en el caso vasco es unas provincias castellanas y de ahí universales. Pero este es el quid de la cuestión: Castilla, esa mezcla entre visigodos e hispanorromanos, como condado dependiente del Reino de Asturias y León, a Reino independiente, forjó o ayudó a recuperar una empresa mítica, con un nombre mítico común: España, Hispania, para luchar por el Cristianismo por recuperar el Reino de España de los Visigodos. Pero la fuerza, el alma del proyecto fue esa Castilla, desgajada, innombrada, parece que es sólo un ente administrativo. Porque esa Castilla iba desde Galicia, Asturias, Portugal, Cantabria y el País Vasco, Navarra, pasando por Castilla y León, Madrid, Castilla La Mancha, Murcia, Andalucía, Extremadura, Ceuta, Melilla y Canarias, es decir, casi toda España, habría que esperar a los Reyes Católicos para completar el mapa. Ese Reino castellano, emprendió las conquista de América, tras sufragar el descubrimiento y los pasos previos, y en vez de obviar, hizo participar al resto de gentes en su grandeza. Gallegos y Asturianos, Castellanos y Aragoneses. Para ser todos parte del conjunto, mezclados y viviendo juntos. Los portugueses se desgajaron pronto y estuvimos juntos en periodos intermitentes, y hemos convivido bien, ellos más pobres sin nosotros, nosotros olvidados de ellos, que parece que es el destino de los secesionistas actuales si nadie lo remedia.

Por eso vuelvo, al argumento principal, sino recuperamos Castilla para España, España sólo será Castilla. Castellanos unidos, representados, con conciencia de ser, de estar, de importar para la España actual.

El castellano es un idioma universal, español, lo compartimos, lo quisieron hablar como lengua franca, ahora lo rechazan pero lo usan igualmente, al que se lo niegan lo sumen en la ignorancia.

La Nación política como origen de los ciudadanos libres, la nación histórica como base de nuestra convivencia, la nación étnico-cultural como origen, los romanos en el fondo, ah y los ibéricos y los fenicios y los celtas. ¿Qué queremos ser ciudadanos libres de una Nación o tribus sueltas de colonias, al libre albedrío de caciques bananeros?