jueves, 29 de mayo de 2008

Sobre la nación II

Y la Nación política, quizá inacabada, como Álvarez Junco, dice en Mater Dolorosa, por no cumplirse ningún proyecto claro de liberalismo vertebrador, un liberalismo radical, otro moderado, otro progresista, otro conservador, otro revolucionario, otro republicano, otro restaurador, otro monárquico, otro democrático, otro socialista, otro autoritario, al final acabamos bien y mal, liberales democráticos, parlamentarios, moderados, monárquicos, pero dejamos la puerta de atrás abierta a los nacionalistas etnicistas totalitarios y populistas, y los pobrecitos acomplejados convencidos de haber aplastado la libertad de esos pueblos tan cultos y boyantes en tiempos lejanos, tan absolutamente todo en la mente de sus aspirantes a reyezuelos, con derecho de pernada de sus paletillos convencidos de haber sido colonizados por los españoles, tan colonizados que no se habían dado cuenta. Ganaron los carlistas, con el Oriamendi, con la Tradición, volvió el Antiguo Régimen, volvieron los súbditos: ¡Vivan las cadenas!, mientras ajusticiaban al General Riego en la plaza de la Cebada, y Fernando VII, se hacía cigarrillos, uno con cada mano, como sabía Néstor Luján, y lo contaba desde la revista Historia y Vida.

Si la justicia injusta de España, si los caciquitos postfranquistas consiguen condenar y callar a Federico Jiménez Losantos, habremos perdido una batalla, no la guerra. Mandarán al silencio al turolense. Teruel, como ciudad de frontera, con el enemigo almohade y con el enemigo climático ha hecho de la resistencia y de la guerra su estandarte. El más conocido turolense que han dado sus tierras va aser pisoteado por la injusticia habitual, contra la libertad de expresión, contra la lógica, contra el intento de búsqueda de la verdad, no propia sino común.

Si algo sé del 11-m, es que murieron 192 personas, que la fecha estaba estudiada en función de las elecciones generales, que la duda surge a cada paso, que los que intentan desvelar esos enigmas comienzan a tener unos enemigos feroces por todas partes (desde Ruiz Gallardón (alcalde de Madrid por el PP y miembro de la directiva nacional del partido), Enrique de Diego (periodista colaborador de Intereconomía, autor de un libro llamado Conspirania dedicado a atacar por el 11-m a Jiménez Losantos, Pedro J. Ramírez y Luis del Pino), pasando por nacionalistas, socialistas, PRISA, ZETA, VOCENTO, comunistas, centristas, etc,...Políticos del PP, que inventan historias y luego se retractan, policías que son defenestrados, otros galardonados con premios y ascensos, pruebas que aparecen, que desaparecen, trenes que se esfuman, moros, egipcios, asturianos, madrileños, dinamita que no explota, traficantes, policías, guardias civiles, suicidios que parecen asesinatos televisados, desapariciones, excarcelaciones, condenas a mindundis, cerebros ignorantes, a veces inocentes, mutis por el foro, antes de los atentados, comidas siniestras, best seller delictivos, filtraciones, pero como no vamos a confiar.

La libertad de expresión es un valor fundamental de la democracia. "La verdad os hará libres", dijo Jesucristo.

La verdad saldrá a la luz, aunque tarde años, los campos de exterminio, el Holocausto, los lagers, el gulag, los millones de asesinados por Stalin, Lenin y Kruchov, los crímenes encuentran su camino hacia la verdad, los asesinos de Paracuellos, los muertos salen de sus tumbas y llegan a los sueños de sus asesinos, de los que los ordenaron y los organizaron, porque la vida del asesino es más triste que la de la víctima, aunque a veces no lo parezca. Y como dice Martin Amis en Koba, el temible, ese silencio es cómplice, ese mirar a otro lado es cómplice, ese callar lo que se sabe es cómplice, la sospecha, de por sí, merece la investigación. Y la democracia, la libertad, las víctimas merecen la verdad, por lo menos, buscarla.