jueves, 22 de mayo de 2008

Sobre política X: La naturaleza humana

Un tema que siempre ha preocupado a las Ciencias Sociales es precisamente este, la naturaleza humana, qué es lo que es propio del ser humano, qué es lo que la sociedad crea, qué es lo convencional. Las instituciones, sean privadas o públicas son organizaciones creadas para resolver situaciones en una sociedad, para converger intereses y van sobreviviendo por distintos motivos, por la fortaleza de sus miembros y líderes, por la utilidad, por el apoyo externo o por todas a la vez.

Cuando yo iba a la facultad, existían distintos grupos organizados: asociaciones culturales, políticas o deportivas. Las clásicas festivas, aunque a mí no me gustaran ni un pelo, las tunas, donde el aspirante pasaba por una serie de pruebas más o menos humillantes para ser miembro, la clave estaba en probar el sentido del humor y dificultar la entrada, dejándola sólo para los realmente interesados, a cambio: camaradería, bebida en cantidad, una estética de grupo, algo de afición musical y diversión, si se compartían esos valores.

Las asociaciones deportivas, más abiertas sólo pedían el interés por el deporte el que fuera y a cambio, camaradería, deporte y bebida en cantidad. Había otras culturales, que no exigían nada más que el interés en dicha materia y la participación, abiertas mediante eventos al resto de la Universidad.

En cambio, las asociaciones políticas, generalmente, tenían un mentor del que había que ser seguidor (normalmente un profesor, pero a veces, vi el caso de algún alumno que ejercía de pope), requerían una empatía política (claro), pero también personal, ya que sino no los considerabas interesantes compañeros de viaje, también aquí como en todas, la estética influía un poco. Cuando se iban licenciando gente importante de las organizaciones iban desapareciendo, otras eran heredadas con personas con los mismos intereses, otras ocupadas por unos inútiles que hacían desaparecer al poco tiempo las mismas.

Lo cierto es que yo no pertenecí a ninguna asociación o grupo, ni en mi adolescencia, ni en mi juventud, reconozco, que incluso hoy día, los grupos de jóvenes de los partidos me dan un poco bastante de grima. Me afilié al PP en 2004, tras perder las elecciones, como apoyo moral, los 8 años de Aznar me habían convencido para pertenecer a esa organización, un partido político, colaboré como apoderado e intterventor al principio, pero esas estructuras de aparato, pese a encontrar gente fantástica, también estaban plagadas de capulletes, trepas, acomodados o juanillos, que ejercían sus carguillos.

La naturaleza humana tiene esas cosas, el acomodamiento, el generar grupos de poder por puro amiguismo y jefecillos por antigüedad, que no destacan en nada, pero con el tiempo se hacen con la confianza de líderes sin ningún motivo más que la persistencia y fidelidad comprometida. Ahora estamos pagando eso, si dejamos en manos de bobos nuestras organizaciones políticas, si no participamos por desidia, por falta de tiempo, todos esos mediocres aprovechan esas estructuras para acomodarse. Los expertos vienen desde jóvenes, que harán carrera más o menos, los segundos vienen como amigos y familiares, y al final, se tiene lo que se tiene.

Por otro lado, la selección en España, siempre busca formas excesivamente absurdas para los objetivos buscados, para entrar a la policía, buscan supermanes físicamente, cuando el trabajo lo que requiere es formación moral e intelectual, la política busca fieles cuando lo que necesita es gente brillante y comunicativa, el profesorado busca perseverancia y memoria, mientras lo que se necesitan son vocaciones y habilidades émpaticas y comunicativas. La Iglesia busca corderos, cuando lo que necesitan son ejemplos. Pero la naturaleza humana, en muchos casos, busca rodearse de gente peor para sentirse mejor, tiene piedad con inútiles y los mete con calzador, inclusono concibe la maldad cuando es evidente. Por último, Cipolla explicaba muy bien lo de la estupidez, que es más frecuente de lo que parece. Y para estúpidos, aunque se crean inteligentes, incluso malvados, hacen estragos en los incautos.

Los que refundaron el PP, pecaron de incautos, los demás también y los estúpidos malvados han ocupado los puestos del PP, por favor, que no se sigan yendo gente valiosa como Aznar, María San Gil o Zaplana, porque sino tendremos Rajoys.