lunes, 28 de enero de 2008

Cuaderno de viaje II: Sevilla

En cualquier viaje, uno espera contar algo interesante, pero no siempre es fácil, algunos cuentan historias exóticas, otros trolas, algunos cuentan historias de miedo en Colombia, Afganistán o Irak, otros paraísos sexuales en Brasil o Cuba. Yo no he viajado más que en Europa y sobre todo en España.
En mi cuaderno de viaje, que nunca hice, mi segunda parada es Sevilla, Sevilla, No-Do, ciudad con duende, con un color especial, con su Feria, su Semana Santa, con su maravillosos barrios de Triana, de Remedios y de Santa Cruz, su barrio de centro, con la calle Sierpes y Feria, llegando a la Macarena ¡Guapa, guapa y guapa!, gran procesión con tantísimos romanos y nazarenos, el Gran Poder! y el de los estudiantes en Mateos Gago, de rodillas y las saetas, la de los Gitanos cruzando el puente de Triana, la salida de la Borriquilla, qué aperitivo, queé elegancia, la recogida de la Virgen de Cinta, qué emoción, el paso de todas por la Catedral, al Cielo!, cómo bailan, cómo andan sobre el mar de gente, qué silencio, las del silencio, qué bandas las que las llevan, también cuando prepararan por el río, la calle Betis, con sus bares y garitos. Las calles de la judería, los Alcázares, los jardines de Murillo, la Plaza de España, los jardines de María Luisa, los coches de caballos, los puentes, la antigua Tabacalera, facultades de Humanidades, el rastro, las columnas de Hércules, el prado de San Sebastián, la puerta de la Feria, en Remedios, los Sagrados Corazones, y la gente simpática, graciosa, no tanto, y el invierno qué frío, más que en ningún lado, porque no acostumbran más que unos días.
En Sevilla, cuesta encontrar un tablao, pero la Carbonería, puede valer, el la plaza de la Cruz de hierro en Santa Cruz, donde la Piel de Tambor de Pérez Reverte, hay uno, y está bastante bien, en Triana, algunos más hay, aunque yo no los encontré, pero bares hay y buenos.
La Expo, fue, la vimos y venció, para mi con el Canguro, ahora han abierto varios programas con el mismo criterio, al malo, le hundimos más, qué risa. También con el pabellón polaco, guapas camareras, agradable, buenas vistas, sin colas, olé. El pabellón del Descubrimiento, joder qué pantalla, pero se quemó, no estaba mal de discoteca, desangelada. Un hielo en el de Chile o en otro, unas maderas en el de Japón, en Marruecos, una jaima, en el de España, todavía estoy haciendo cola, y muchos más, unas pantallas, unos documentales acojonantes, unos paseos, agua que te ducha, comer y beber caro carísimo, estuvo muy bien. Sevilla Olé y olé. Manque pierda.
En fin, un saludo.