jueves, 9 de octubre de 2014

Vuelve el Reino del Ocaso

Recordando los últimos meses y sus noticias, lo más grave que ocurre en el mundo es la que hay montada en Oriente Próximo, y lo más triste, los miles de muertos en el centro oeste de África con el virus del Ébola y en ambos casos, la percepción de la mayoría, incluido yo, era de alivio por lo lejos que pensaba que nos quedaban esos problemas, pero era una percepción errónea.

Al descubrir que los miserables asesinos del Estado Islámico, no son todos de una aldea cuasi chabolista de un pueblo perdido en las montañas de Irak, o de Siria, o de Palestina o del Líbano, a los que un imán ha taladrado el cerebro desde niños, dándoles dinero y comida, curando a sus hermanitos, apiadándose de su pobre madre desvalida, dándoles una razón para vivir y morir entre guerras geo-estratégicas, identificando la causa de sus males, sino, que además había chavalitos de por aquí, de Londres, de Madrid,de Melilla, de Nueva York, que se comportan como los más hijosdeputa, que se han criado merendando pavo frío en sandwich, viendo a Doraimon o a Mickey Mouse, tomando huevos kinder, flas, kit kat o cornetos, después del cole, quizá comiendo un bocado del bocadillo de jamón del compañero a escondidas de sus padres musulmanes, practicantes o no.

Y que cuando se han hecho mayores, en vez de estudiar una carrera o fp, han decidido que es mejor matar infieles, que comerse su bocadillo, que es mejor convertirse en un asesino por la guerra santa, maltratar a su mujer y vivir como un terrorista a tener que hacer entrevistas con uno de recursos humanos que te dice que ya te llamará o ser un desheredado en un parque con los amigos del barrio, o en el mejor de los casos, trabajar con papá, mientras mira la televisión como Chavelita 2, se baja de coches de alta gama, hace declaraciones en televisión y su mamá pide cientos de miles de euros para librarse del trullo, como el que pide tabaco a un colega. Viendo eso, Occidente no mola nada. No hay justificación para los hijosdeputa, pero verdaderamente, muchas veces Occidente no mola nada.

Más, si vemos cómo se comporta, con el virus del Ébola, de sospechosa procedencia, como otros que ya hemos sufrido, cuando por hacer un alarde de medios (pudiendo ayudar con no mucho más a los miles que mueren en África) se repatria a moribundos, se les "aisla", y se comunica a los capullos occidentales que no hay peligro, que está todo controlado.

Y estaría controlado, si los capullos occidentales, lo fuéramos algo menos, pero no, con dirigentes de la talla de Ana Mato, tan despistada ella, que no se dio cuenta del coche nuevo, que su marido había cambiado, como un cromo, uno malo por otro bueno, vaya; como la auxiliar que se toca la cara, y se olvidó comunicarlo ese mismo día a los responsables, y que también se olvidó decírselo al médico de urgencias, y que esperó a leerlo en la prensa, para darse cuenta de que le estaban haciendo el vacío, que los sudores fríos no solo los tenía ella, sino todos los que la habían tratado.

Y una ciudadanía ejemplar, preocupada por Excalibur, que no es la espada forjada en Ávalon, que el Rey Arturo sacó de la piedra, donde la había clavado Merlín el mago, harto de los indignos nobles aspirantes a ser rey, ni aquella que le da la Dama del Lago al Rey Arturo, para que lleve la civilización y la cristiandad a su pueblo, ¡¡no!!, nuestra ciudadanía protestona estaba indignada porque iban a sacrificar al perrito de la auxiliar de enfermería despistada, y se manifestaba en Alcorcón para evitar tal injusticia, dispuestos a resistir cualquier acoso de la Policía Nacional, horrorizados ante algo tan grave, y teniendo a los héroes de Tordesillas, todavía en la retina, que soportaban las pedradas estoicamente protegidos por la Guardia Civil, para salvar al toro, mientras los lugareños les increpaban queriendo echarles del pueblo, indignados ante la intromisión de activistas tan sensibles y sensibilizados en sus fiestas patronales.

Pero como ya he dicho, mi percepción era errónea, y la forma que tenía de interpretar lo que estaba viendo en las noticias, era errada, lo más grave de lo que ha pasado estos meses es que Occidente ha perdido el norte y el sur, el oeste y el este. Carecemos de criterio, estamos sentados ante la televisión esperando a que nos cuenten cómo ha caído Roma, y en ese caso, preferiré compartir caldereta con los vecinos de Tordesillas, que quizá fueron algo brutos, pero no melindrosos y luchar junto a un nuevo Don Pelayo, que vivir sumiso o gobernado por tibios, cobardes y traidores.

RECTIFICACIÓN: Según me han dicho, la auxiliar de enfermería sí que llamó para informar de sus síntomas y en tres ocasiones se desestimó activar el protocolo de ébola, por tanto, rectifico lo de despistada y de paso, me alegro de su recuperación, aunque sigo teniendo serias dudas sobre los protocolos.