lunes, 14 de septiembre de 2009

Sobre Millennium

Millennium, la trilogía de Stieg Larsson, el libro de moda, entre odiadores de mujeres y chicas que sueñan con un bidón de gasolina, unos tochos que se leen bien, aunque la verdad es que no me creo nada. Mariano Rajoy, dijo del primer libro que era su libro favorito tras el verano de 2008 en una entrevista de El Mundo que leí, otros políticos también han hablado de él, aunque no acierto a ver con quien se sienten más identificados.

Nadie es tan guay como para no defenderse en un juicio, ¿se imaginan un periodista en la cárcel? Aparte de a Federico, que no cuenta. No existe un país donde por una publicación falsa o errónea se vaya a la cárcel, cómo si no podríamos mantener en antena los programas del corazón, cómo podríamos mantener si no la fe en nuestros políticos, qué coño sería esto si todos fueran a la cárcel, de ninguna manera, eso es falso, por eso no se va al trullo, no sé en Suecia, desde luego en España, no.
Luego, joder, vale hay malos malísimos, periodistas incorruptibles, investigadores del carajo, pero tanto, lo dudo, lo dudo mucho, y encima, abro mi ordenador y si ya sabes todo de mí, pero yo ni siquiera me acuerdo, cuándo he sacado 40 euros, y otros cuarenta, ¿de verdad me he gastado 400 euros en El Corte Inglés? ¿Pagaste tú aquel día? Ni idea, no sé si el balance es positivo o negativo, pero vivo, aunque con tantos tíos y tías listísimos, esto lo averigua cualquiera.

Escenas chungas, detectores de sonido, hackers, me hago un pasaporte falso, dos viajes a Australia, micrófonos ultrasensibles, remotos en el portátil, entro en la Nasa, salgo por el ordenador de la agencia tributaria, consulto el portátil de mi jefe y ya está, así cualquiera.

Las instituciones me tutelan, pero están corruptas, aunque no tanto, siempre hay alguien que lo puede denunciar, Blomkvist o algo así, y mientras me tiro a todo lo que se mueve, sin compromiso, por supuesto, eso también es ciencia ficción o quizá es que Europa, es otra cosa y Alfredo Landa tenía razón. Al final, buen rollo ante todo.

Eso, el primero, el segundo ya no es la leche, es imposible, está bien, pero imposible, se lee bien, pero no, y aparte de eso, voy a hacer una crítica del libro desde la perspectiva del autor, y gente de buen rollito en general, se desprende una xenofobia hacia rusos y alemanes intolerable, vamos, vamos. Así también se observa una inconsciente homofobia, ya que no se puede decir que sean precisamente gente modélica la mayoría de homosexuales que aparecen, pero como lo dice de buen rollo, no hay críticas, si hubiera sido otro autor, tendría problemas, también ayuda estar muerto, las críticas, al maestro Armero.

Si en la primera, el encubrimiento de decenas de asesinatos se ve adecuado, en el segundo, los puteros públicos son destapados como auténticos y absolutos corruptos: violadores, traficantes de drogas, de seres humanos, asesinos, joder. Es un tocho, tipo comic, malos malísimos, buenos puros, víctimas de todo, joder, demasiado falso, no me lo creo.

Del tercero, me espero lo peor, ¿un especial dedicado a los fumadores?, culpables de todo o quizá, a los hombres que amaban las cervezas, que se demostrarán como todo lo peor y más aún.

Mientras por nosotros velarán, la panda de superlistos concienciados con todo (el medio ambiente, los pobres, los ricos, el delito, la lucha contra el delito, la democracia, la libertad, la guerra de Irak, etc,…). Todo, incluso del cine español, que hay que salvarlo pero ya, pero para eso tendría alguien que analizarlo, y para eso hay que ir a verlo y creo que después de Los Girasoles Ciegos, algo tan inhumano no se lo podemos pedir a nadie, sería tortura como el tratamiento psicológico que dieron al protagonista de La Naranja Mecánica, inútil y demasiado agresivo.

Si creías que con el Equipo A, lo habías visto todo, 25 tíos disparando metralletas y M.A. Barracus, lanzando granadas con un tubo de Pringles, y al final, ningún muerto ni herido, Millennium no se queda muy lejos, no os desvelo los detalles, pero si a cualquiera le dan tres tiros a poca distancia, lo normal es morir, pues no os lo creáis, porque hay sorpresas, aunque a estas alturas, vale pulpo por animal de compañía que empieza por p y Garzón como juez imparcial para juzgar al pp.
Polis tontos, chicos listos de la prensa, malos con enfermedades anestésicas, padres, hijas, hijos, estoy en un tris de irme a Suecia, vale, no, no voy, mucho frío, espero a que cambie el clima y allí haga buen tiempo.

Y empecé el tercero, plomizo es poco, llevo doscientas y algunas páginas, y no sé si voy a ser yo quien acabe con todos o Mortadelo, al final llegaré con mucha paciencia, pero temo que acabará bien, porque los servicios internos de la sección, están en ello, que son una especie de Anacleto con diálisis, en fase terminal dispuestos a esconder la lucha secreta contra el comunismo. Y que como en las películas americanas, y como parece ser la tónica de todos los servicios secretos, la democracia se la pasan por ahí debajo. Pero, al final la justicia y la verdad resplandecerán, supongo, porque el autor parece que creía en los finales felices, un optimista, aunque en su caso, la lucha entre su mujer y los otros familiares por los derechos de autor y su muerte prematura, no le dan la razón.

Por último, y sin saber el final, el libro me parece demasiado largo, 2500 páginas que se podían haber reducido a la quinta parte, sin demasiados problemas. El segundo libro, demasiado fantasioso, el tercero, demasiado rollo. No sé si recomendarlo o no, cada uno sabrá que hace con su tiempo. Entretener entretiene. Libro denuncia de buen rollito, libro de aventuras o de ciencia ficción, novela negra o gore, no lo sé, pero desde luego, no es un libro de los que quieras guardar como si fuera un tesoro.

PD: No obstante, entre las muchas páginas, el libro tiene buenas frases, una de ellas que la amistad se basa en el respeto y la confianza, otra que el comercio o cualquier actividad comercial se basa en el crédito y la confianza (aviso para muchos proveedores que quieren cobrar por adelantado, si somos tan susceptibles, no hay negocios) y una tercera que entre los servicios secretos, la primera regla es la desinformación, quizá también en los medios de comunicación.