miércoles, 25 de marzo de 2009

El marqués del Linaje Perdido


RESPUESTA AL MARQUÉS DE LEGUINECHE
José Luis Viñaescusa de Altascopas, marqués del Linaje Perdido, desde pequeño se vió obligado a desempeñar labores menores dentro de la Historia de la Humanidad, ya que pronto fue declarado exento de actividades laborales por derecho propio, lo cual no le causó ningún disgusto, no así a la Asociación de Amigos del País, que no podía surtir de recursos a tanto asociado, pero pese a todo, tuvieron que aceptarle, el presidente de la citada sociedad, familiar cercano pensó que cuando se hiciera mayor, habría la posibilidad de meterle en política liberando a la asociación de la carga, cosa que solía suceder. No obstante, en este caso, no ocurrió.

Viñaescusa solía cartearse con el Doctor Thebussem, primo lejano y con él comentaba de los asuntos más variados, la última decía así:

Queridísimo e ilustre amigo:

Siento no haberle contestado a su última carta más pronto, pero como tampoco le quiero mentir, no es que haya estado ocupado, sino que no tenía el ánimo para ello, del libro que me recomendó amablemente y atentamente me hizo llegar, no le puedo decir nada, ya que todavía no lo he leído, pero le voy a comentar un asunto que me tiene preocupado, los hechos son los siguientes: en una cacería en los terrenos del marqués de Leguineche, decidí dejar de ir a cazar, en primer lugar, porque cada vez hay más chusma en estas jornadas, desde empresarios de poca monta como un tal Canivell y sus amiguitas a políticos y jueces en busca de complots contra el orden establecido, ¿para qué tienen las logias estos mercachifles? me pregunto, pero como no tengo ganas de arreglar el mundo, como sabe, he decidido no volver hacer el esfuerzo de ir hasta allá a pasar frío, para nada, pero no era eso lo que le quería comentar, el asunto era que el marqués me recriminó por qué iba en transporte público, incluso no se creía que lo hiciera, y por eso le voy a explicar la razón, que es muy simple: como sabe he tenido que despedir al chófer por la crisis, así que no voy a estar pagando un impuestillo cada dos horas, con la molestia que supone, en cambio, el orden circular de la existencia madrileña, me permite llegar a la oficina a despachar los asuntos sin más problemas, evitando además una de esas normas que no permiten tomar un piscolabis mañanero, como se dice modernamente o unos espirituosos después de las comidas como toda persona de bien necesita, como supuesta medida de ¡seguridad vial!

¡Qué acierto el de mi ilustre primo retirándose a su rincón gaditano!

Sin más, deseando recibir noticias de mi tan queridísimo amigo y primo, le despide su más atento lector, esperando una nueva "ristra de ajos".

José Luis Viñaescusa de Altascopas, marqués del Linaje Perdido

Addenda: Mariano Pardo de Figueroa y de la Serna (Medina-Sidonia, 18 de noviembre de 1828 – ibídem, 11 de febrero de 1918) fue un escritor, cervantista y gastrónomo español.

Estudió Derecho y se doctoró en Madrid en 1854. Doctor en Derecho Civil y Canónico, Correspondiente de la Real Academia de la Historia, del Instituto Arqueológico de Roma, de la Sociedad Histórica de Utrecht, de la Real Academia de Buenas Letras de Sevilla, Cartero Honorario de España y Caballero de la Orden de Santiago.

Adoptó el exótico seudónimo de Doctor Thebussem, que no es más que el anagrama de la palabra Embustes añadiéndole la Th para darle un estilo más germano, para publicar, con un pretendido distanciamiento de hispanista extranjero, artículos sobre la situación española.

Hizo una serie de viajes por medio mundo y se afincó definitivamente en su villa natal. Dedicó sus esfuerzos principalmente a difundir y convertir en importante la literatura gastronómica, pero no fue éste el único de sus afanes literarios, pues escribió sobre filatelia, derecho, tauromaquia, historia, ex libris, bibliografía cervantina o teatro. Desde los 35 años casi no se movió de Medina-Sidonia, pero desde allí escribió y trabajó, manteniendo copiosa correspondencia con personajes de la época, españoles y extranjeros.

Entre las anécdotas del personaje que he encontrado en la revista Puerta del Sol que se publicaba (2001-2005)en Medina Sidonia, está la de encalar la fachada de su vecino de enfrente cada primavera, porque es la que "sus ojos contemplan desde su casa".

Otra anécdota del Doctor Thebussem es la de este cuadro (imagen de arriba sacada de la Revista Puerta del Sol) que está en la Real Academia de la Historia, que como correspondiente de la misma le pedían que acudiese, para ello se hizo pintar y lo mandó para estar siempre presente.

De sus libros, algunos son epistolares, aunque de esas cartas, hay muchas donde se inventa el destinatario y yo desde aquí simplemente le he hecho un homenaje estilístico.