jueves, 12 de marzo de 2009

Editorial

Hoy decía uno en Onda cero que no comprendía un país donde la memoria histórica era omnipresente, no tenía nadie ganas de acordarse del 11-M, que nadie recordaba, ni quería saber, ni quería recordar el día, ni quería saber por qué. Ni por pena, ni por curiosidad, mejor no saber.

Un monumento con goteras, una investigación que hace aguas, una placa para olvidar, una corona para cumplir, para cumplir con nadie, para desertar de todos, con todos, sin nadie, y mientras una arboleda artificial, sobre una montaña artificial, con unos árboles tristes y unas familias más tristes.

Pero mientras voy, voy, vas, vengo, y si no lo piensas, no pasa nada.