jueves, 12 de febrero de 2009

Iglesia y sociedad


El debate o la polémica entre la Iglesia Católica y los Estados occidentales lleva mucho tiempo en nuestra sociedad, a veces, por la separación de los poderes políticos y religiosos, a veces relativo a la ciencia, o al pensamiento, últimamente, por la financiación, por la gestión del patrimonio cultural, otras veces por la relevancio o presencia en los actos públicos, y es lógico que lo haya, ya que ambas instituciones en los países católicos han tenido frecuente relación y muchas veces confusión, donde cada una defiende sus intereses.

Otro aspecto de la polémica más actual surge entorno a cuestiones morales con temas controvertidos como la eutanasia, el aborto, la contracepción o los avances médicos como la investigación genética.

Aquí nos introducimos en una polémica con distintos planos, por un lado, tendríamos que resolver si hay moral colectiva o no, o solo hay moral individual, por otro lado, si en un estado que es aconfesional o laico, la sociedad en general, tiene más moral que la propia ley, si hubiera moral colectiva.

¿En qué ambito interviene la Iglesia Católica? Evidentemente, como colectivo que busca modificar unas leyes o evitar que se modifiquen, y como se recoge en el artículo 20 de la Constitución española de 1978, tanto la Iglesia como los que discrepen de ella pueden opinar y difundir libremente sus ideas.

Otro aspecto, considerando el punto de vista católico, si estos temas realmente entran en la moral, ya que muchos de estos temas afectan relativamente al espíritu y están más centrados en lo físico, e incluso, si el alma permanece en el cuerpo en determinados casos fuera de la consciencia, como leía esta mañana en El Mundo, donde un representante de la Iglesia Ortodoxa rusa se distanciaba de la opinión de la Iglesia Católica, al considerar que en determinados casos, el alma no se encuentra en el cuerpo, refiriéndose al caso de Eluana, chica italiana que llevaba 17 años en coma irreversible y que consideran que el mantenimiento de la vida corpórea de forma artificial no tiene que ver con la eutanasia.

Metiéndonos en este plano, que a mi se me escapa bastante, estaríamos más en el campo de la Teología o en la Metafísica que en la Ética, asunto harto complicado de índole religiosa o filosófica, que no creo que tenga una fácil resolución, si la tuviera.

Volviendo al ámbito político, parece lógico que ya que muchas personas en las sociedades occidentales, incluídos partidos políticos y distintos movimientos asociativos, que no consideran inmoral estos asuntos, la legislación, que no obliga sino que permite y despenaliza determinadas prácticas lo lleve a cabo, otro caso sería que lo obligasen (tanto a los médicos como a las personas implicadas), yendo contra la libertad individual y contra el derecho a la libre conciencia, como recoge la Constitución Española de 1978 en su artículo 16.

Por lo que yo me he metido en este jardín, que generalmente rehúyo, es relativo a una noticia que veía hoy sobre el aumento de gente que se declara musulmán y la disminución de católicos, que yo creo en gran medida que tiene que ver por la constante y recurrente acción de la Iglesia Católica en centrar, casi en exclusiva, la propagación de sus ideas sobre los temas antes mencionados, que si bien puedo ver lógicos sus razonamientos, a veces no comparto.

Y lo que no veo lógico es la dejación de otros muchos temas, tan importantes para la sociedad como los anteriores, perdiendo fuerza la conciencia religiosa por asuntos que para la mayoría de la sociedad han pasado a ser del ámbito de la moral individual, tanto en católicos como en no católicos.

Por otro lado, la posición de la Iglesia sobre la contracepción puede resultar absurda para poblaciones tercermundistas donde las enfermedades como el SIDA hacen estragos, y hacen difícil incluso para la sociedad occidental entender las razones que se esgrimen, haciendo natural una forma de muerte por enfermedad, pero condenando muy duramente determinados sistemas de contracepción, unas prácticas sexuales o lo que sea.

O con posiciones sobre la experimentación y manipulación genética, haciendo de asuntos excepcionales y herméticos para la mayoría de los profanos, una causa general, que en el plano real, como los bebés medicamento, también es difícil de entender sus razonamientos, o donde la mayoría optaría por lo contrario, como ocurrió con el caso de una familia sevillana, de la que supimos hace unos meses.

Yo como cristiano, como español, como individuo, echo de menos la opinión de la Iglesia y su propaganda en muchos de los otros temas y en su labor divulgativa, creyendo que la moral cristiana tiene muchos valores benéficos para la sociedad en general, que se van perdiendo en la sociedad y en los individuos, en la mayoría de los casos, no hacia otras religiones (que también), sino hacia concepciones sectarias, estúpidas o nihilistas abiertamente destructivas para la sociedad, y muy necesarias para el mantenimiento de una necesaria estabilidad social y cohesión nacional, así como para el mantenimiento de nuestra tradición cultural.

Asimismo, yo creo, como lo he escrito otras veces, que esto se debe a la excesiva influencia de grupos llamados "ultracatólicos" en la opinión de la jerarquía eclesiástica, distanciando a la sociedad general de ella, a la Iglesia de los problemas de esa sociedad e identificándola unívocamente con ellos, que por otro lado, muchos de ellos, me parecen absolutamente elitistas, absolutamente sectarios y en gran medida, anticristianos, aunque presuman de lo contrario.

Por otro lado, creo que las creencias cristianas se mantienen en la sociedad por lo arraigados que están los cultos a la Virgen María (como decía Juan Pablo II) y a Cristo, en sus diferentes variantes locales, al manteniemiento de las tradiciones locales, muy populares, a la acción social de gran parte de la Iglesia (comedores, parroquias, etc,...), a la humanidad de muchos de sus miembros (mucho más cercanos y preocupados por su entorno), mientras que se pierden por la polémica en los temas señalados (contracepción, aborto, eutanasia y genética) que aunque reconozco su completa libertad para hacerlos primordiales, pienso que se equivocan y que encima persisten en ello, por lo que acabarán perdiendo peso en las sociedades occidentales, de manera irreversible, como está ocurriendo. Lo cual, no me gustaría.