miércoles, 6 de febrero de 2008

Noche en blanco

Una noche entera sin dormir te permite acabarte un libro tranquilamente, aunque la previsión de una mañana horrorosa no te la quita nadie, al final caes, te despiertas tarde, llegas corriendo a trabajar, sin desayunar, un poco desorientado por las prisas y el poco sueño, y efectivamente la mañana es horrorosa.

En la noche, piensas en lo que lees, en este caso, Los Pilares de la Tierra, de Ken Follet, libro que todo el mundo ha leído, pero que yo no lo había hecho y con ocasión de la segunda parte, se me hacía necesaria su lectura.

Como cualquier libro, te hace pensar, como novela, te pone en el pellejo de gentes y situaciones que por suerte, no has vivido. Desde recrear la vida en la Edad Media, a ponerte en el lugar de uno u otro personaje, viendo desde la perspectiva de un albañil medieval, de un noble sin escrúpulos, de una chica y sus desgracias, o desde un prior benedictino.

En ciertos momentos, te puedes ver pensando como un joven noble despiadado y violento, inmediatamente, como sus víctimas, a ratos, como sus enemigos, esa capacidad del autor de ir variando puntos de vista convierte la obra en un ejercicio interesante.

De los temas que trata, de los que más me interesan es el poder, su origen y sus formas, que en cuanto haya dormido algo más me gustaría comentar. Hoy no. Un saludo.