martes, 18 de agosto de 2009

El sheriff de Nottingham

Cuando pienso en la repulsiva figura del tal Teddy Bautista, y de sus amiguitos de la ceja y el cazo, con su sistema de impuestos sobre casi todo, me acuerdo de los antagonistas de Robin Hood, el ususrpador Juan Sin Tierra y su lacayo chupasangre el Sheriff de Nottingham, que aprovechan vorazmente su cargo sabiendo de su iniquidad se dan prisa por enriquecerse y malgastan como delincuentes, pero siempre quieren más y más, y con sus esbirros roban y saquean a los pobres sajones, violan, pegan y matan a su antojo, al que se les resiste, a la horca en la plaza pública, mientras sus viudas e hijos lloran y pasan hambre.

Robin de Locksley, ejemplo de buen gobernante ausente por las cruzadas que regresa a su casa y se encuentra sus propiedades arrasadas e inmediatamente denuncia la injusticia, por lo que le condenan y encarcelan, pero huye, al bosque, donde encuentra que a la gente llana las han convertido en fugitivos en su tierra. Acosados, deciden resistir, con un jefe, Robin Hood, fiel al verdadero soberano ausente, Ricardo Corazón de León, garante de la ley y justicia.

Y aquí empiezan las similitudes y las diferencias, en la primera parte de la historia, encontramos la SGAE y sus directivos y adláteres (Teddy, Ramón, Víctor, Ana, Fran, y tantos chicos chachis), como el Sheriff y los acompañantes en las comilonas en el castillo, Juan Sin Tierra, quizá podría ser, no sé, ¿José Luis Zp Sin Patria, ni nación?. ¿Y quiénes serían los pobres sajones? ¿todos los demás quizá?

Desde luego, el otro día leíamos en las noticias cómo querían cobrar a los de Zalamea, por representar El Alcalde de Zalamea de Calderón de la Barca (1600-1681) o a los de Fuenteovejuna por representar la obra homónima de Lope de Vega (1562-1635) cantidades astronómicas, en torno a 15.000 euros a cuenta de los ¿derechos de autor? y no parece probable que los autores se hayan hecho de la SGAE (1941-cuanto antes, pronto será tarde), ni que haya derechos cobrables legalmente, pero eso no parece un obstáculo para la trama mafiosa de los nuevos seguidores del sheriff de Nottingham.

Pero aparte de casos palmarios como los anteriores, el otro día estaba en un pueblo de Castilla, escuchando a una orquesta que habían contratado en el pueblo y veía a los músicos, que daban una pena terrible, aparte de por sus dotes musicales justitas, por su aspecto, realmente triste, de buhoneros sin suerte, de feriantes o payasos de película de después de comer, y era consciente que a este triste grupo le habrían cobrado varios miles de euros Teddy y su banda, caso claro de cómo los ricos extorsionan y roban a los pobres por unos supuestos derechos que se arroban y que les concede su protector despiadado, que no duda en dar más a sus compinches normandos, mientras es sabedor de cómo roban a los sajones o cómo encarcelan a los parias de la tierra que se dedican a la venta ambulante con manta de discos o lo que sea, pero que sin saberlo han topado con la banda del Sheriff, que los castiga sin piedad. Hasta aquí, las similitudes, ejemplos: por toda España.

¿Y las diferencias?

Las diferencias es que en la triste tierra de los españoles, no se espera a nadie que nos pueda salvar, ni hay un solo justo, ni un Robin Hood, ni nadie que se atreva a plantarles cara a la banda de Nottingham, los españoles cada vez más pobres en todos los sentidos y cualquier proyecto artístico, musical o audiovisual se ve detenido, cuando no suspendido por el miedo al hacha o a la horca o a los saqueos de los esbirros del moderno sheriff de Nottingham.

Lady Marian, se ha prostituido, el pícaro fraile Tuck trabaja para Prisa o en Telecinco o en La Sexta, y no se atreve a beber por miedo a que le descubran su odio, y el pequeño Juan ve sin remedio como su familia muere de hambre, mientras el viaja por España en un camión escenario, emulando a Rocío Dúrcal cantando la muerte del palomo.