jueves, 31 de enero de 2008

Las doce pruebas de Asterix

Vivir en Madrid, a veces se convierte en un hándicap, el precio de los pisos, es una ciudad más cara que el resto de las españolas, mucha gente en todos los sitios, más competitividad, no sólo eso, renovar la tarjeta de Residente S.E.R., me diréis has cambiado de coche: NO, de domicilio: NO, y entonces qué pasa, nada, todo igual, pero he estado desde las 9 horas hasta las 12 para hacer el mismo trámite que el año pasado con los mismos papeles, pero este año no ha podido ser, todavía.
Como ciudadano del centro de Madrid, siempre he pensado que tenía ciertas ventajas, pero en cuestión de coche, hay que llevar uno oficial con chófer y aparcamiento del Ayuntamiento, que somos todos ¡Ja!, como el Excelentísimo Alcalde y su ilustre familia, de la que me estoy acordando.
Por supuesto, nuestros funcionarios, a los que pagamos para que nos hagan la vida más difícil, nuestras fuerzas de seguridad, que se ocupan de que no infrinjamos las normas los ciudadanos medios, ya que si no tienes papeles, ni seguro, ni mil cosas más, no pasa nada porque hay unos 400.000 según nos informan, ni que decir tiene que los chorizos de Puerta de Sol, son conocidos por todos los que pasan por ahí, que en la zona azul seas de donde seas, vivas donde vivas tienes que pagar siempre, que el impuesto de circulación te lo pasan perfectamente a tu domicilio, pero ojo!, te falta un papel o diecisiete, un cambio de no se qué o una leche en bote.
Las historias de Asterix y Obelix, que me leí en mi infancia, son unas buenas historias, te enseñan los defectos de las personas, pero ahora me estoy acordando de Las Doce Pruebas de Asterix, donde la prueba final es en un lugar de la administración, lleno de funcionarios que solicitan formularios inexistentes, que tienen como requisito tener el mismo, para continuar, Asterix, lo soluciona inventándose uno nuevo, cuando todos creíamos que iba a recurrir a la poción mágica, como es lo que suele ocurrir cuando se pierde la paciencia, infinitamente necesaria para estos menesteres. ¡Por Tutatis! ¡Por Júpiter!. Hoy los funcionarios solicitaban la presencia permanente de seguridad de la policía, porque sino no podían trabajar, estarían soliviantados, pero al resto de ciudadanos, ¿quién nos protege de los funcionarios, de los que ponen las normas, de los que crean formularios imposibles, de los que ponen en la información, de los que hacen que la vida de los demás sea más difícil?
Voy a respirar y contar hasta 10, voy a planificar un par de mañanas perdidas, más la de hoy y pensaremos que en el pecado llevan la penitencia, hoy siento pena por nuestros funcionarios anclados a un sistema incompetente, protegidos mediante la fuerza coactiva del Estado, y a lo mejor se me olvida que a todos desde el alcalde, a los concejales, a los directivos de cualquier administración, a los funcionarios de todas las categorías y funciones, los que tengan alguna, les pago yo y que las colas que me esperan son para pagar una tasa, impuesto, multa o lo que sea que la Providencia nos depare.