lunes, 21 de enero de 2008

La República de Azaña

Este libro de Juan Carlos Girauta trata de Manuel Azaña en la II República española, personalidad política e intelectual de principios del siglo XX, destacó sobre todo por presidir la República en dos momentos, de octubre a diciembre de 1931, y de mayo de 1936 hasta su muerte en Francia en noviembre de 1940, y presidente del Gobierno de diciembre de 1931 a noviembre de 1933 y de nuevo de febrero de 1936 a mayo de 1936.
El personaje ha sido referente de las izquierdas como figura política e intelectual de primer orden, y a su vez fue considerado por el Régimen de Franco como el primer responsable de la Guerra Civil.
En el libro de Girauta, se hace un acercamiento al personaje, desde sus concepciones políticas, antes de la caída de la Monarquía de Alfonso XIII, a través de un discurso pronunciado en el Ateneo de Madrid, el cual presidía, el 20 de noviembre de 1930, donde Azaña hace un repaso bastante superficial de los ateneístas del siglo XIX y expresa un visión histórica de España, que el autor analiza y descubre como revelador de su comportamiento político posterior.
Asimismo, en este acercamiento al personaje, Girauta, evidencia la complejidad del personaje como hombre, escritor, intelectual, político y sus trasuntos literarios, además de señalar la supervivencia de imágenes del mismo, indeseables, en políticos actuales como José Luis Rodríguez Zapatero, actual presidente del Gobierno.
Aunque por suerte para nosotros, las circunstancias políticas y sociales han cambiado tanto, que la receta utilizada en aquellos años para cambiar la sociedad española sería inútil en este momento, ya que la fe en ideologías ha mermado mucho en la población, la precariedad de las clases más desfavorecidas, no llega a la desesperación que podría tener en otras épocas, el poder de los sindicatos es más limitado, también su representación, y la libertad de prensa, cuenta con Internet como refugio.
Pero, no obstante, el resorte del descontento lo siguen dominando bien (véase el No a la Guerra), asi como la estigmatización como fascista a toda persona que cree en la libertad individual, en la libertad de empresa, en el derecho a la propiedad, en la división de poderes (legislativo, ejecutivo y judicial), en la libertad de conciencia y en la necesidad de unas leyes iguales para todos los ciudadanos, que sólo se alteren con una mayoría cualificada, sobre todo si se habla de las reglas básicas de juego (Constitución de 1978) y la igualdad de oportunidades.
Fallan y fallarán en la realidad, que se resiste a ser como cada iluminado quiere que sea, fallan y fallarán en la percepción del conjunto que forman, ya que salvo que aceptan líderes temporalmente, ninguno es capaz en hacer realidad todas y cada una de las ensoñaciones que tiene estos grupos, fallan y fallarán en la gestión económica, ya que el capitalismo, basado en el libre mercado es y será mucho más eficaz para resolver las necesidades de la población, fallan y fallarán en y sobre todo en su percepción de la naturaleza humana, tan amable y cooperativa, como feroz y egoista, tan desigual como creativa, tan violenta como valiente, tan justa como injusta....
En fin, seguiré otro día. Un saludo.